Diego Saravia
POEMAS SIN FRONTERAS GEOGRÁFICAS

 

Se fue hace muchos años de Salta por estudio y resulta que se pasó la mitad de la vida entre ciudades de Argentina pero también en otros países: Estados Unidos, Chile, dedicado a su profesión de Economista y perseguido siempre por el impulso de la escritura.

La pandemia lo encontró en Salta y aquí se quedó aunque como dice, no sabe hasta cuando.

Charlamos con Diego Saravia, quien lleva dos poemarios publicados: “Meridiano” y “La casa en la ola”

-¿Venís de la economía y la investigación científica?

-Si, vengo de allí y para eso tenés que estar dedicado mucho tiempo a esos temas hasta que el mismo ciclo de vida fue presentando otros desafíos profesionales y me fui más hacia la dirección, a la parte administrativa y allí fue donde me acerqué a la literatura. Siempre estuve cerca, pero como lector. Y pese a haber vivido muchos años en el exterior, cada tanto volvía, porque Salta siempre fue mi ancla.

– Dicen que un poeta nace de otro poeta, ¿pensás eso también?

– No estoy tan seguro de eso, bueno, esto de qué es la poesía, de donde viene, son cosas realmente complicadas aunque siempre surgen respuestas simpáticas o inteligentes pero sí, siempre leí mucha poesía.

En la juventud surgió la escritura como impulso pero a esos estímulos no hay que hacerles mucho caso, ya después cerca de los cuarenta años empecé a escribir cuentos y luego de nuevo poesía, que me asaltó sin saber por qué, empecé a escribir así, sin un plan. Pero la poesía no es reflejar el impulso en el papel, no se qué es. Después de unos cinco años los mandé a un editor, se mostró interesado y de allí no dejé de escribir.

Ahora estoy escribiendo cuentos y los voy a publicar porque llevo unos diez años dándoles vuelta, pero lo que más me convoca es la poesía.

 

– Decís que Salta es tu ancla…

 – La pandemia me cambió los planes profesionales, me agarró un fin de semana en Salta y ya me quedé acá, me gusta. Si, así es, pese a haber vivido en muchos lugares. Igual me incomodan los símbolos regionales tanto como los religiosos. Creer que de donde uno es, es el centro del mundo en esta época donde no existen las distancias, no me parece. Tengo mi corazón, respeto a la bandera y todo eso pero… en esta época…ya uno tiene que tener un espíritu mas universal. Me incomodan especialmente los símbolos regionales y esa necesidad de sentirse parte de un grupo chico y de ahí ver qué pasa en otro lado. Tanto como los símbolos religiosos o las consignas que separan, en épocas en que hay que estar integrados.

– ¿Qué reflejan tus obras?

– El primero libro de poemas (Meridiano) responde más a un proceso interno, a una necesidad del ciclo de vida. Hay como reproches…cosas de la mitad de la vida, crisis, revisitar lo hecho o no hecho, cuestionamientos a la vida, a la sociedad. Responde quizás más a impulsos y quizás no tuve la frialdad de ponerle más distancia. Yo me crié en Lesser y el que lo lee, ve ese paisaje . Después empecé a renegar de eso pero es influencia de la infancia, de mis lectura de Dávalos, de Castilla, aunque no sea intencional, cuando me senté a escribir, salieron esos temas. Es el lirismo de la infancia y la nostalgia. Mi editor chileno me decía es la poesía gauchesca y yo me indignaba, pero tengo que aceptarlo.

El segundo libro (La casa en la ola) tiene una elaboración distinta, empecé a escribir más corto, tampoco es meditado. Empecé a ser mas seco, a dejar la emocionalidad afuera. Los viajes también están porque inducen procesos de reflexión, lo que sí, no están enmarcadas en una frontera geográfica.

– ¿Estás escribiendo cuentos?

-Si y son bastante diversos, se va a llamar Encuentros y trata sobre eso, encuentros en diferentes lugares, vivencias y demás, ya está en proceso de edición y mientras tanto sigo escribiendo poesía.

– ¿Qué tenés para leer en la mesa de luz ahora?

– Este verano leí a Moisés, Castilla, Sylvester, Sutti y muchos otros salteños que conocí, porque la poesía no siempre está en un libro. Además leo ensayos, cuentos, cosas diversas, Teillier, Uribe, Pound, Elliot , en estos días estaba renegando con una traducción de Elliot que me doy cuenta que está bastante mala, de fiaca nomás no la leí en inglés directamente. Es importante una buena traducción. En cuentos estoy leyendo Nabokov, Faulkner, un ensayo de Sylvester sobre la forma poética. Toda mi vida leí mucho, me gusta mucho también la poesía oriental.

-¿Por qué no presentaste ninguno de tus libros?

– Me incomodan las presentaciones de libros, soy bastante malo para organizar eventos que unan gente, me da pudor, no se. Pero los libros está en las librerías de Salta y de San Lorenzo.

Reproducimos un par de poemas del autor:

 

Escapar

Si no fuera por los meniscos

saldría corriendo de mí mismo

 

Sonrisa

En los escombros

encontré la sonrisa de alguien.

Levanté una piedra y vi un abismo,

donde morían y nacían los caminos.

Comenzaba un nuevo temporal.

Alcé la sonrisa y esperé inmóvil al aguacero.

Todavía la conservo y me pregunto

de quién será algo tan molesto.

 

 

(Patricia Patocco)

 

 

 

 

 

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