ESCÁNDALO (S)

 

En 1967 vino por primera vez a la Argentina el cantante Raphael.

Ya las familias se reunían cada noche frente al televisor – a disfrutar asombrados de esa única pantalla- para ver noticieros y algo más. La noche en que el “Niño” se presentó en los “Sábados Circulares” de Mancera, la emoción recorría las casas de una ciudad como Salta que hacía tan poquito se había asomado a la tv.

Él recién cumplía 21 años y ya cautivaba al público que se preguntaba insistentemente por su sexualidad, con sus mohínes mirando a la pantalla y su vozarrón exquisito.

Yo las veía a mis tías y abuela desde mis cuatro años, sentada en la falda de una de ellas frente al televisor, cuánto disfrutaban de sus temas, sonrientes y emocionadas y entre bromas nos decían a las pequeñas “te mira a vos”, “ahora a vos” y era todo risas aquella noche en blanco y negro.

Hoy el “Niño” tiene más de 80 años y sigue en actividad cantando, filmando y pintando. Sus temas se han cantado con pasión por varias generaciones y forman parten del cancionero argentino :“Yo soy aquel”, “Mi gran noche”, “Como yo te amo”

Por estos días leyendo las noticias empecé a tararear “Escándalo, es un escandalo…”, aquel tema tan viejo y pegadizo de Raphael.

Hace rato que todo es escándalo en la Argentina, la pobreza, la inflación, la corrupción, la malversación de fondos, la conducta de los políticos, la falta de tino de los funcionarios…

En Salta no salimos de una situación que caemos en otra, cada vez más lamentables. En el ámbito cultural, amanecemos cada día con nuevos escandaletes.

Primero fue la ausencia de ingresos en pandemia, luego los destratos de la ex Secretaria de Cultura hacia los artistas, los empleados y los músicos de la Orquesta Sinfónica en particular, la casi eliminación del Fondo Editorial y tantas acciones que le valieron cientos de agravios hacia su gestión de la mayoría de los sectores culturales de la provincia.

Como “crónica de una muerte anunciada” su renuncia se veía venir hace rato. Cuando finalmente aconteció – por las redes- una asesora de la Cámara de Diputados se trenzó en improperios e insultos con un diputado, padre de la ex Secretaria.

Se dijeron barbaridades “obligándonos” a la ciudadanía- casi a comprar pochoclos – para ver de cerca el lodazal de ese verdadero ring, en el que siguen surgiendo acusaciones con pocos nombres propios.

La cuestión es que a la ex Secretaria, artista de reconocida trayectoria nacional e internacional, le faltó cintura política y gestión cultural, pero también recursos.

Porque no hay que olvidar algo.

Recordemos que Cultura era un Ministerio, como corresponde a la envergadura de un pasado histórico potente y de un presente rico en movimientos artísticos diversos que incluye desde lo literario a lo audiovisual, desde la música a la danza, desde el teatro a las artes plásticas, con grandes museos, con inmensa biblioteca y con municipios de incesantes actividades artísticas y culturales.

Era un Ministerio de Cultura que englobaba al turismo y al deporte. Luego se probó al revés, que primero estuviera Turismo.
Tristemente, desde hace tres años se la bajó a categoría de Secretaría de Cultura dependiendo del Ministerio de Educación.

Ese acto implica, primero desconocer que la cultura debiera ser una política de estado activa y segundo y no menos importante, el des financiamiento atroz que sufre.

Los artistas por su parte, quieren participar activamente de la próxima designación -ya barajan nombres- pero hay que saber que para cualquier gestión se necesitan no solo conocimientos (y en varias áreas culturales) sino recursos económicos.

Más allá de dimes y diretes y de quién llegue ahora, el verdadero escándalo ha sido des jerarquizar lo que era un Ministerio privándolo de tantos recursos y poniéndolo como un apéndice del de Educación, como si la cultura fuera solo esa partecita del divertimento social.

Hay confusión. Es al revés.

La cultura engloba a todo lo demás, eso que a veces es solo chingui chingui.

 

(Si esto fuera un culebrón aquí debiera hacer su entrada triunfal, pletórico de mohínes, el gran “Niño de Linares” para cantar bien orondo su tema)

 

(Patricia Patocco, mayo de 2022)

 

 

 

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