Cástulo Guerra
“BRAVO JOSÉ…ES AGOBIANTE, PERO A VECES SE DA”

 

Cástulo Guerra está contentísimo y desde su casa en Los Angeles le cuenta a ARTENAUTAS sobre este tiempo de pandemia que lo encuentra, ahora, exultante por el premio recibido por el corto “Hay Coca”, de José Issa, pese a todos lo que se vive ahora mismo en California a causa del virus.

Este actor, nacido en Córdoba con raíces en Salta, que cada tanto vuelve a esta tierra convocado por los amores familiares o el trabajo, vive en los Estados Unidos desde 1971. Se fue al obtener una beca Fullbright que le permitió completar sus estudios teatrales en la Universidad de Kansas y ya radicado allá, ha trabajado todas estas décadas para el cine, el teatro, la radio y la TV norteamericana. En su currículum (que íntegramente puede leerse en el Internet Movie Data Base) figuran también sus personajes para «Terminator 2», «Los sospechosos de siempre», «Amistad» y, más atrás en el tiempo, en 1987, en un cast junto a Barbra Streisand en una película de Martin Ritt, «Me quieren volver loca», y en «Tal para cual», junto a John Travolta, Olivia Newton John y Oliver Reed. En TV hizo incontables papeles para series y miniseries para todas las cadenas. Junto a Rod Schneider y Liv Ullman trabajó en la «Historia de Timmerman». Y puso su voz en la serie animada de Fox «King Of The Hill», junto a Kathy Bates. En los últimos años filmó en Salta varias veces, la última más recordada Badur Hogar y ahora, la laureada “Hay Coca”.

– ¿Cómo fue el trabajo que hiciste en «Hay Coca».

 – Llegué desde Lima en medio de un tormentón un domingo de abril de 2018. Estas tormentas casi no se ven en California, un verdadero diluvio. No era para andar por ahí. Yo traía mi bandoneón conmigo porque lo iba a utilizar en el corto. Pero José dijo que mejor hacíamos todo eso el lunes, ya en filmación. Es claro, José y su equipo venían ya cargados de las mil responsabilidades de hacer una peli, sea cual sea el tamaño. Y sin el personal ni el dinero para atender detalles… ¡Pa colmo mojaos! Cabe destacar y reconocer que la producción de Badur Hogar tuvo la gentileza de traerme una semana antes para que se pudieran filmar mis escenas en su peli.

– Ya conocías a José Issa como director, habían trabajado juntos no?

– Si, ya había filmado los capítulos para la serie de “Güemes” con José.

Otro tormentón, esta vez en San Lorenzo en febrero de 2011. Se venía el cielo abajo. Unos pedrones enormes en el camino. Ese trabajo se hizo en el viejo caserón de José en San Lorenzo adonde recuerdo que había una moto vieja, una máquina de escribir antigua, un ventilador destartalado y un famoso ventanal que entraban en la escena. Mientras filmábamos, mi madre se me moría en la clínica de Tres Cerritos… y Güemes se moría en la Cañada de la Horqueta. José me ofreció no hacer el trabajo pero yo había venido exclusivamente para eso. Y mi madre, española,  adoraba a Güemes porque la verdad que era tan criolla como el mate. Ella me pidió que hiciera nomás mi trabajo. Y José me dijo: «¡esto se lo dedicamos a Maria!» Y así fue. José es un creador «del momento». Su libreto puede o suele ser un escándalo de anotaciones e ideas. Pero a la hora de hacer el trabajo, todo cobra sentido. Y uno pasa de la incertidumbre a la confianza de que vas bien. Si José tuviera dinero podría darse ciertos lujos. Pero nunca tiene un mango y no sé cómo hace, puro pulmón lo suyo…

 – ¿Cómo fue el rodaje?

– Ese primer lunes trabajé todo el día en La Casona del Molino. Cuando cayó la noche todo se tornó mágico. Mucho del diálogo y mucho del bandoneón quedaron, obviamente en el suelo, a la hora de  la podada. Trabajar con Roly fue una delicia. Nos entendimos, fue muy cordial y de hermanos la cosa. No puedo decir que nos hicimos amigos, estamos separados por una gran distancia ¡y nunca hubo amenazas de que nos íbamos a extrañar! ( ríe) Pero nuestro trabajo juntos fue grandioso, nos sentimos en nuestra salsa salteña, nuestro chimichurri. Pero yo no fui a la Puna, Roly hizo el 80% de la peli en las alturas. Según me cuentan, eso fue alucinante, fellinesco, si así se lo puede llamar. Pero muchas cosas no figuraban en el libreto, los diálogos eran imperfectos. Y la responsabilidad de hacerlos verdad era crucial, pero se dio. Una semana más tarde, José andaba buscando plata por los bancos porque el mentado y venerado INCAa nunca aparece y él necesitaba terminar la filmación. Entonces Mariano Rosa (ya habíamos hecho El Aparecido con él) se hizo cargo de otra escena mía que faltaba. Fue de otro mundo, en medio de un barrial porque estaban desmontando, bajamos con mi estuche de bandoneón a unas vías que entraban a un túnel. Ahí filmamos. Fue espeluznante y no lo olvidaré jamás. Esa toma abre la película.

– ¿Qué significa este premio para vos?

– «Nadie es profeta en su tierra.» Clarito como el agua, a nosotros parece que no nos interesa una historia así. (Deduzco esto porque a la peli llanamente se la ignoró en la Argentina). Pero he ahí que surge este festival de Nueva York con su ojo puesto en las Américas y sus nativos. Gente joven e inquieta, buscando fuentes sólidas de inspiración, y el corto de José se lleva el premio. Las palabras del jurado son muy halagadoras y yo solo quiero decirle “Bravo, José…ya sé que es agobiante. Pero a veces se da”

– ¿Tenés proyectos para filmar en Salta?

 – Por ahora no. Ya me tocaría visitar porque mi última vez fue en 2018. Pero ni hablar. En California el virus va en subida a pesar de que los renegados tratan de ignorarlo. Esto no termina aquí…!

– ¿Como estás viviendo este tiempo de pandemia?, ya están más relajados allá?

– Justito que la gente empezaba a decir «Ya no aguanto más» viene el virus y crea otra marejada de males. Por ejemplo, yo tengo casa en Cambria, en la Costa Central, pegada al mar. Hace un mes todos se vanagloriaban de que «Aquí eso no pasa» Bueno, el almacén principal tuvo que cerrar la sección carnicería y ya hay cinco casos de contaminación. ¡Esa gente no usaba barbijo! No entiendo cómo «la derecha política» está asociada con esta rebeldía estúpida.

(Patricia Patocco)