Federico Kirschbaum
“ES UN PARALELISMO CON LA VIDA”

 

Viene de otros caminos. De una profesión ligada a los números, es instructor de meditación, trabaja en su propia empresa familiar pero a la vez, en diez años concretó cuatro exposiciones plásticas individuales y varias grupales. Se fue encontrando de a poco en los caminos del arte y se queda gozoso, a explorarlos a su modo.

Federico Kirschbaum expone hasta el 8 de diciembre en la planta baja del Museo de Arte Contemporáneo, Zuviría y España, la muestra Principio de Partida Doble. En el amplio salón del MAC lo encontramos para la charla, departiendo con amigos y visitantes, a los que hace verdaderos tours guiados entre risas y una amabilidad zen con todos.

-¿Qué es Principio de Partida Doble?

– Desde que falleció mi papá que era ingeniero, deseaba hacer algo con sus planos, pero finalmente no me animé por que son papeles únicos, tuve temor de arruinarlos. Pero me quedé con ganas de intervenir el papel, reinventarlo, hacer otras cosas y creo que el arte tiene esta característica de espiral. Fue una idea de hace tres años, que había olvidado por completo y ahora, que veo esta muestra terminada, creo que aquella idea fue la semilla.

Hace años trabajé mucho en contabilidad “llevando papeles” y dejé de ejercer la profesión pero hacer esto me pareció “volver a llevar papeles”, de ahí el nombre. Lo que presento es todo collage…hace como un año estaba aprendiendo a coser porque trabajaba con papeles y no sabía cómo hacer para que quedara bien, sin pegotes, después fui a un taller textil y empecé a mezclar telas con papel y a coserlas a máquina…

-¿Aprendiste a coser?

-No, (risas), al final lo hice en una de esas automáticas y tenía que pedir socorro cada cinco minutos. Pienso que de alguna forma todo vuelve, una abuela es modista, los otros abuelos tuvieron tiendas, no se, a mí me parece re interesante esta idea de cómo vuelven las cosas. Sabía que iba a trabajar con collage y no quería que el papel se despintara porque no me gusta lo efímero, quiero que la obra dure así que pinté los papeles, para estar seguro de qué pigmentos y acrílicos tiene.

Son obras re significadas porque hay papeles que de por sí ya son una obra, así que me parecía un paralelismo lindo con la vida, barajar y dar de nuevo…Hice obras que me parecían ya listas pero las rompía para volver a armar otras. Además, en esta muestra hay una serie en la que, lo que está roto es lo más importante, es como una ventana que me permite ver la luz.

-¿Parece que estás investigándote a vos mismo a través de tus obras?

-Si, re significar mis heridas…el arte es sanador, todo lo que hago para mi vida trato que lo sea, la meditación por ejemplo. También la gente que adquiere mis obras me dicen que les transmite paz.

No es algo catártico, quizás lo es mi escritura pero la plástica la desarrollo desde otro lugar, desde un lugar de placer.

-¿El público dice que le transmiten paz?

– Es muy interesante porque para mí un cuadro abstracto no tiene explicación, es expresar lo que me pasó en ese momento con pinceladas y el gesto pero la mayor parte de la gente no entiende eso y trata de “leer” lo que ve y me preguntan “¿acá hay un perro no?”…pero no, esto no es un acertijo, es un lenguaje, es escribir con color…La gente en general no entiende el arte abstracto pero no es para entender, es para sentir. Uno como espectador se lee a sí mismo, a través de la interpretación que hace. Esa interpretación habla más del espectador que del artista.

– ¿Por que recurriste a dos curadores?

– Con Gabriela Zanandrea compartí casi todo el año en una especie de clínica en la que le llevaba las obras, ella las veía… e iba a ser la curadora natural, pero como se vinculó con la obra en todo su proceso, quise también una mirada ajena, objetiva, por eso sumé a Nicolás Picatto.

– ¿Cómo fue tu formación?

-Algo de figuración, un breve tiempo en el taller de Francisco Cancio, que fueron mis primeros pasos, pero no se dibujar y soy muy exigente así que si hago un retrato quisiera que sea tal cual como la persona, me molestaba mi propio dibujo. Luego hice taller con Vicky Montaldi y ahí me di cuanta que me gustaba más la abstracción y después talleres cortitos y cursos. Esto me da una libertad increíble y la posibilidad de fluir, la misma obra me va diciendo qué sigue, como una señal, como un camino.

– ¿Qué se viene?

-No lo se. Para mí esto es un re logro. Yo no me formé en arte, no estudié Bellas Artes. Mi formación fue en talleres, más amateur. Yo seguiré formándome, yendo a muestras, algún curso que llegue…Tengo algo con la belleza, me gusta generar cosas lindas, mi jardín, ver cine, la radio, estar con amigos. Sigo de alguna manera ligado a los números por mi trabajo, creo que uno no deja de ser algo para transformarse en otro, estoy intervenido por mis conocimientos. Por ejemplo cuando organizo una muestra soy absolutamente gestor de mi exposición, algo que a otros artistas les cuesta a mi me resulta sencillo.

Pero sí siento que no me puedo quedar acá. Cuando comencé ,el MAC fue un sueño para el que necesitaba estar legitimado, tener una carrera…y bueno, el año pasado presenté un proyecto y me aceptaron. Ya tengo una continuidad en el mundo artístico y un compromiso. Pero acá llegué, ahora me gustaría empezar a soñar con otros lugares, fuera de Salta. Quizás sea un sueño, pero nunca se sabe…empiezo a soñarlo…

 

( Patricia Patocco)