FERNANDO PESSOA; SUS CURIOSAS PERSONALIDADES

 

Fernando Pessoa nació en  1888, en Lisboa. Su infancia estuvo marcada por dos hechos trágicos, la temprana muerte de su padre y el fallecimiento de su hermano de un año. La madre contrajo segundas nupcias por poder en 1895, con el comandante João Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durbán, y allí transcurrió el resto de la infancia del escritor, donde recibió una educación británica. Sus primeros textos y estudios fueron redactados en ese idioma. En 1901 la familia partió a Portugal y luego viajó a la isla natal de la madre, la Isla Terceira, en las Azores.

El futuro padre de las letras portuguesas permaneció en Lisboa cuando el resto de la familia se trasladó de nuevo a Durban, y regresó solo  para matricularse en la Commercial School. En 1903 se presentó a las pruebas de ingreso para la Universidad del Cabo de Buena Esperanza. Terminó con éxito sus estudios en Sudáfrica tras realizar en la Universidad el Intermediate Examination in Arts.

Inició su actividad de ensayista y crítico literario con la publicación, en 1912 en la revista Águia.

Empezó a traducir y a escribir para la revista de vanguardia Orpheu (1915), Atena (dirigida por él mismo), Ruy Vaz (a partir de 1924) o Presença (en 1927). Su primer libro de poemas, y el único publicado junto con Mensagem, Antinous, apareció en inglés en 1918. Su primera obra en portugués, el poema patriótico Mensagem, única que publicó en vida, no apareció hasta 1933.  Fernando Pessoa fue, junto con Sá Carneiro, uno de los introductores en su país de los movimientos de vanguardia en Portugal. Su obra no fu publicada hasta después de su muerte, a excepción de Mensagem.

Además de su poesía, sus anotaciones publicadas con el título de Libro del desasosiego, son parte de una obra que ha devenido fundamental para el siglo veinte . La creación de los heterónimos marcó a partir de 1914 su obra. Los heterónimos fueron diversas personalidades que acuñó el poeta, no pseudónimos, sino auténticas personalidades creativas distintas de las cuales las más destacadas fueron: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes inventó estilos literarios propios.

Frente a la espontaneidad expresiva y sensual de Caeiro, Ricardo Reis trabajaba minuciosamente la sintaxis y el léxico, inspirándose en los arcadistas del siglo XVIII. Álvaro de Campos evolucionó desde una estética próxima a la de Whitman hasta unas preocupaciones metafísicas en la tarea de explicar la vida desde una perspectiva racional.

Pessoa también tuvo un enorme interés por el ocultismo y el misticismo, especialmente por la masonería y los Rosacruces, fue admirador de la obra del excéntrico ocultista inglés Aleister Crowley, y su faceta mística se materializó en su defensa del Sebastianismo.

POEMAS

( De ALVARO DE CAMPOS)

EN LA NOCHE

terrible, substancia natural de todas las noches,

la noche de insomnio, substancia natural de todas mis noches,

Recuerdo, velando en modorra incómoda,

Recuerdo lo que hice y lo que pude haber hecho en la vida.

Recuerdo, y una angustia

Se difunde completamente por mí como un frío del cuerpo o un miedo.

Lo irreparable de mi pasado —¡ése es el cadáver!

Puede ser que sean ilusión todos los demás cadáveres.

Puede que estén vivos en otra parte todos los muertos.

Puede que existan en otro lugar todos mis propios momentos pasados,

En la ilusión del espacio y del tiempo,

En la falsedad del transcurrir.

 

Pero lo que yo no fui, lo que no hice, lo que ni siquiera soñé;

Lo que sólo ahora veo que debió hacerse,

Lo que sólo ahora claramente veo que debió haber sido —

Eso que está muerto más allá de todos los Dioses,

Eso —y fue al final lo mejor de mí— pues ni los Dioses hacen vivir…

 

Si en cierto momento

Me hubiera vuelto hacia la izquierda en lugar de hacia la derecha,

Si en cierto momento

Hubiese dicho sí en lugar de no, o no en lugar de sí;

Si en cierta plática

Hubiera tenido las frases que sólo ahora elaboro en la duermevela—

Si todo ello hubiese sido así,

Hoy sería otro, y tal vez el universo entero

Sería insensiblemente llevado a ser otro también.

 

Pero no me volví hacia el lado irreparablemente perdido.

No me vuelvo ni pienso en volverme, y sólo ahora lo percibo;

Pero no dije no o no dije sí, y sólo ahora veo lo que no dije;

Pero las frases que hubo que decir en ese momento se parecen todas,

Claras, inevitables, naturales,

 

La conversación terminada concluyentemente,

El asunto todo resuelto…

Pero sólo ahora, lo que nunca fue ni será hacia atrás, me duele.

 

En lo que fallé de veras no tiene ninguna esperanza,

En ningún sistema metafísico.

Puede ser que para otro mundo yo pueda llevar lo que soñé,

¿Pero podré llevar a otro mundo lo que me olvidé de soñar?

Esto sí, los sueños por haber, son el cadáver.

Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo, para todos los universos,

 

En esta noche en que no duermo y la quietud me cerca

Como una verdad de la que no comparto,

Y allá fuera el luar, como la esperanza que no tengo, es invisible para mí.

 

APLAZAMIENTO

Después de mañana, sí, sólo después de mañana…

Llevaré el día de mañana pensando en después de mañana,

Y sí será posible; pero hoy no…

No, hoy nada; hoy no puedo.

La persistencia confusa de mi subjetividad objetiva,

El sueño de mi vida real, intercalado,

El cansancio anticipado e infinito,

Un cansancio de mundos para tomar un tranvía…

Esta especie de alma…

Sólo después de mañana…

Hoy quiero prepararme,

Quiero prepararme para pensar mañana en el día siguiente…

Es él que es decisivo.

Tengo ya el plano trazado; pero no, hoy no dibujo planos…

Mañana es el día de los planos.

Mañana me sentaré en el escritorio para conquistar el mundo;

Pero sólo conquistaré el mundo después de mañana…

Tengo ganas de llorar,

De repente tengo ganas de llorar mucho, desde dentro…

 

No, no quieran saber nada más, es secreto, no lo digo.

Sólo después de mañana…

Cuando era niño, el circo del domingo me divertía por toda la semana.

Hoy sólo me divierte el circo del domingo de toda la semana de mi infancia…

Después de mañana seré otro,

Mi vida ha de triunfar,

Todas mis cualidades reales de inteligente, leído y práctico

 

Serán convocadas por un bando…

Pero por un bando de mañana…

Hoy quiero dormir, redactaré mañana…

Por hoy, ¿cuál es el espectáculo que me repetiría la infancia?

Para comprar incluso los boletos de mañana,

Pues para pasado mañana estará bien el espectáculo…

Antes, no…

Pasado mañana tendré la pose pública que mañana estudiaré.

Pasado mañana seré finalmente el que hoy no puedo nunca ser.

Sólo después de mañana…

Tengo sueño como el frío de un perro vagabundo.

Tengo mucho sueño.

Mañana te diré las palabras, o pasado mañana…

Sí, tal vez sólo después de pasado mañana…

 

El porvenir…

Sí, el porvenir…

 

APOSTILLA

¡APROVECHAR el tiempo!

Pero qué es el tiempo, ¿para que yo lo aproveche?

¡Aprovechar el tiempo!

Ni un día sin línea…

El trabajo honesto y superior…

El trabajo para Virgilio, para Milton…

¡Pero es tan difícil ser honesto o ser superior!

¡Es tan poco probable ser Milton o ser Virgilio!

 

¡Aprovechar el tiempo!

Arrancar del alma los pedazos precisos —ni más ni menos—

Para con ellos juntar los cubos ajustados

Que hacen estampas ciertas en la historia

(Y están ciertas también del lado de abajo, que no se ve)…

Poner las sensaciones en castillo de naipes, pobre China de las veladas,

Y los pensamientos en dominó, igual contra igual,

Y la voluntad en carambola difícil…

 

Imágenes de juegos o de paciencias o de pasatiempos—

Imágenes de vida, imágenes de las vidas, Imagen de la Vida.

 

Verbalismo…

Sí, verbalismo…

¡Aprovechar el tiempo!

No tener un minuto que desconozca el examen de conciencia..

No tener un acto indefinido ni ficticio…

No tener un movimiento disconforme con propósitos…

 

Buenas maneras del alma…

Elegancia de persistir…

 

¡Aprovechar el tiempo!

Mi corazón está cansado como un mendigo verdadero.

Mi cerebro está listo como un bulto colocado en un rincón.

Mi canto (¡verbalismo!) está tal como está y es triste.

¡Aprovechar el tiempo!

 

Desde que comencé a escribir pasaron cinco minutos.

¿Los aproveché o no?

Si no sé si los aproveché, ¡¿qué sabré de otros minutos?!

 

(Pasajera que viajas tantas veces en el mismo compartimento conmigo

En el tren suburbano,

¿Llegaste a interesarte en mí?

¿Aproveché el tiempo mirándote?

¿Cuál fue el ritmo de nuestro sosiego en el tren andante?

¿Cuál fue el entendimiento que no llegamos a tener?

¿Cuál fue la vida que hubo en esto? ¿Qué fue esto para la vida?)

 

¡Aprovechar el tiempo!

¡Ah, déjenme que no aproveche nada!

¡Ni tiempo, ni ser, ni memorias de tiempo o de ser!

Déjenme ser una hoja de árbol, sacudida por la brisa,

La polvareda de un camino, involuntario y solo,

El arroyo casual de las lluvias que se acaban,

El surco que hacen en los caminos las ruedas mientras no vienen otras,

El trompo del muchacho que va a detenerse,

Y oscila, con el mismo movimiento que tiene la tierra,

Y se estremece, con el mismo movimiento que tiene el alma,

Y cae, como caen los dioses, en el suelo del Destino.

 

(De ALBERTO CAEIRO)

Poema X

 

La asombrosa realidad de las cosas

es mi descubrimiento de todos los días.

Cada cosa es lo que es,

y me cuesta explicar lo mucho que eso me alegra

y lo mucho que me basta.

 

Sólo hace falta existir para ser completo.

 

Escribí muchos poemas

y voy a escribir muchos más, naturalmente.

Cada uno de mis poemas dice eso,

y todos mis poemas son diferentes,

porque cada cosa que hay es una manera de decir esto.

 

A veces me pongo a mirar una piedra.

No me pongo a pensar si siente.

No se me ocurre llamarla mi hermana.

Me gusta porque es una piedra,

me gusta porque no siente nada,

me gusta porque no tiene ningún parentesco conmigo.

 

Otras veces oigo pasar el viento

y creo que sólo para oír pasar el viento vale la pena haber nacido.

 

Yo no sé qué pensarán los demás leyendo esto;

pero creo que debe estar bien porque lo pienso sin esfuerzo

y sin pensar que otras personas me puedan estar oyendo;

porque lo pienso sin pensamientos,

porque lo digo como mis palabras lo dicen.

 

Una vez me llamaron poeta materialista,

y yo me sorprendí porque no creía

que me pudieran definir.

Yo ni siquiera soy poeta: veo.

Si lo que escribo tiene valor, no soy yo quien lo tiene:

el valor está allí, en mis versos.

No hay nada, en todo eso, que dependa de mi voluntad.

 

( DE RICARDO REIS)

En nosotros, innúmeros,

viven; si pienso o siento

no sé quién piensa o siente.

Soy tan sólo el lugar

donde se siente o piensa.

 

Tengo más almas que una,

hay más yos que yo mismo.

 

 

Te amen o no, de ser quien eres cuida.

 

 

 

Quien eres no serás, que tiempo y suerte

te mudarán en otro.

Pues, ¿para qué empeñarte en ser aquello

que no habrás de ser nunca?

Tuyo es lo que eres, lo que tienes.

¿De quién lo que tendrías?

 

 

Quiere poco y tendrás todo,

quiere nada y serás libre.