Graciela Alicia Gonta
UN CANTO A LA SOLEDAD

 

Por Rosa Machado

Graciela Alicia Gonta, poeta, se fue el 9 de Julio de 2017, así anunció su partida:

Moriré por exceso de vida

a la edad que tenga ese día 

más todo el aire del pasado,

y, por gracia! a la hora de la luz 

más diáfana 

de la mañana siguiente.

 

Su escritura es indispensable a la hora de ver  lo que se gesta realmente entre los que están y  los que se van  en la poesía local. Los poetas dejan sus palabras flotando en un mapa, el paso de un hombre sobre la Tierra, único e irremplazable, un alma que a través de la transmutación de su mirada en lenguaje elevado da muestras de como nos codeamos con la muerte y sin embargo no podemos dejar de amar la belleza de la vida. El resultado es una carta enviada desde más allá, desde el purgatorio de los poetas. Graciela Alicia Gonta mi querida amiga, hermana, poeta, en su “Carta de Otoño” construyó objetos del pensar cargados de perlas y en la nave del lenguaje, con todo el tablero encendido, expresó lo que muchos sentimos  y no podemos decir de ninguna manera.

Estos son sus poemas.

 

 

Es difícil vivir así, aquí.

 

Puedo ver la hierba más allá

de los tules purísimos

que la alivian del sol,

que la separan castamente.

Siento una danza dentro mío

en plena quietud, con pudor

hablo con el silencio.

Todo está en su lugar

y en movimiento

todos hablan y yo escucho hablando.

Puedo percibir las profundidades comprendo las desavenencias entre gorrión y golondrina

Mis pupilas perciben más allá

y más profundo.

Mientras estoy atenta al materno llamado de un cencerro

escucho esto que quiere decir mi perro.

Puedo vivir en el nido de los  pájaros.

Emigrar a cualquier estación

para volver ahora mismo

mientras mis manos, mi corazón y mi  cerebro

están aquí en su sitio

bajo esta atmósfera cargada.

Por eso me gusta caminar, pero no puedo.

Puedo, estoy lista para subir de a dos  las escaleras…

escaleras… las más altas.

 

Moriré por exceso de vida

a la edad que tenga ese día

más todo el aire del pasado

y,  por gracia! a la hora de la luz

más diáfana del amanecer siguiente,

de acuerdo al calendario

que marcan los giros

del gallito de la veleta

al mecer de las nubes

de la tierra,

de la brisa..

Porque lo necesito

me veo cada día más pequeña.

 

Poema inédito, 2008

 

Canción de agosto

 

Es que son las sonrisas como alas

y la palabra nieve no me suena a frío

ni agua a sed.

Y es bálsamo la noche así oscura corazón cerrado a la intemperie

Y nido.

 

Mi copa

no es escarcha, ni hiel

es plata, savia, néctar.

 

No es vértigo caminar al filo del abismo

ni son los caminos

laberintos.

No.

No es páramo el invierno.

Porque estremece la brisa entre los pétalos

del lapacho encendido

con su indulgencia,

su verdad piadosa.

 

Del libro “Carta de otoño” 1997

 

Para salvar la vida

 

Escribir una línea. Un poema.

Saber que tiene un destino inquebrantable de ser olvido

o condenado a muerte.

Insistir y otra vez

volver de las entrañas

viva idea

un dolor

un pensamiento.

 

Alzar al infinito

la palabra

arma que dispara

o pecho que recibe.

Y vientre infecundo

el poema,

imagen para un ciego,

es un fallido intento

de dar una verdad

para salvar la vida.

 

Del libro Carta de Otoño 1997

 

Canto a la Pachamama

 

A la memoria de mi hijo Rodrigo Díaz

aquí en la Tierra y allá en el Cielo.

 

Que la Tierra sea grande

Que la Tierra se agrande

Que estallen los racimos

Que se encienda el tabaco

Que de la caña emane la mística ambrosía

y sea como nácar la sal, cristales transparentes

de la diadema de la Pachamama.

 

Señora de la siembra, de la siega, dueña absoluta del maíz, de la aloja,

el trigo, la cebada

Tu infinito reinado

donde brilla perenne tu excelso trono.

De interminables territorios soberana.

Que para ti florezca la albahaca,

el lino te perfume

Que te vistan los lirios…

 

Eternamente grávida, doncella impenetrada

Y te siga fecundando el sol

preñada por el viento, madreselva.

Sea la luna guardiana de tu alcoba

donde están las montañas, el valle, las llanuras.

Tus soldados, veraz escolta

somos tus hijos, tus soldados.

 

Tus vasallos confiados

Plenamente agraciados

blancos, morenos

hombre, mujer, niño,

joven, anciano.

Vivos y muertos…

Tiembla y retumba tu furor sagrado

cuando el cráter estalla y él no se desploma.

Tumba y retumba Pachamama

Mamá, maná…

 

Llena eres de magia, de profundo misterio.

Plena eres de gracia.

Madre del grano de mostaza.

Del vino de la bodas.

Del pan multiplicado.

 

Te bendigo por hembra prodigiosa.

Señora de las cabras y de los ruiseñores.

Que no nos falte el hambre,

la gratitud saciada,

que nada te profane

que no se burle nadie

ni ofenda tu virtud constante.

Que nadie te traicione,

ni nuestra propia sangre.

Ni viole tu fecunda pureza genesiaca.

 

Y renazcas por siempre

Para que no olvidemos

que nos viste nacer

alimento de leche y miel

paciente nodriza de ricos y de pobres.

Siempre de parto enaltecido, madre dolor

constantemente alerta, jardín cerrado

Mater, madre dulchissima…

 

Que algún día al irnos

por el sendero de tu huerto

tu seno nos cobije Pachamama,

alimentemos raíces de lapachos

la flor del ceibo

el azul de los tarcos

Mamá , maná, pan florecido

Vino de sangre

 

Cuídanos siempre, no permitas que los sabios

o el odio te destruyan.

Te dejamos la huella de los pasos.

Solo eso.

Perdón por tanta indiferencia

y desamor, Madre admirable

tennos piedad

y seas bendita,

bendita para siempre.

Madre… Mama mamá

Bendita seas y habites en la cumbre

En nuestra mesa

Pacha, cuna de roble

telar y terciopelo

pesebres de corzuelas y vicuñas,

niña del águila en la frente.

Mama novia del valle en que nacimos

por el cual vivimos.

Cántanos en los erkes, los sikus, las guitarras

la brisa toda

una canción de cuna

arrulla de oro y tul

y aromes con tus venas.

Mama grande,

Mama Gracia…

Delante de nosotros, todo lo prodigioso.

Cántanos siempre…

Silenciosamente gracias mama Pacha

Religiosamente gracias Pachamama.

 

Inédito en libro. Año 2007

 

Graciela Alicia Gonta nació en Córdoba en el año 1946.  Desde muy joven vivió en Salta.          Editó tres libros: “Un lugar donde las flores”, “Carta de otoño” y “Azul tenaz azul”. Su poesía recibió premios provinciales.