Hace cuarenta años, el 28 de agosto de 1978 moría en el exilio (Bélgica) un eximio poeta e intelectural salteño, Holver Martínez Borelli.
En el prólogo a su “Obra poética”, el poeta y periodista Luis Andolfi escribió lo siguiente:
“Martínez Borelli aparece e la lírica salteña con una inédita opulencia de palabras; riqueza que no fue ostentación sino exquisito conocimiento del lenguaje.
Y en el lenguaje, en las palabras, él demostró la más absoluta confianza, adentrándose en su laberinto para sacarlos a luz.
Si su primer libro, Víspera del mar, fue la enamoradísima y joven expresión de su espíritu, el póstumo, Los lugares comunes, donde confirma su identidad poética porque “amó cada palabra/como quien acaricia una nube en la noche”, contiene los aspectos dramáticos de la soledad , del exiligio y desarraigo, dela injusticia y de la nostalgia.
Erudito y entusiasta de lapalabra y de su lujo, el público seguía sus conferencias como si escuchara música de las esferas. Y en lo común, era como todos. Amaba la pesca y solía desvelarse, línea en mano, casi siempre con sus amigos los poetas Benjamín Toro y José Brizzi, a la orilla de los ríos lugareños. Y era también un pensamiento lleno de inmensidad y de estrecheces.
Convengamos, que de la obra se sabe que consta de un libro publicado en vida del autor y de trabajo inéditos reunidos en un volumen tras de su muerte. Y que del poeta se conoce que una vez anunció:
“Voy a empezar mi nombre
pero vosotros mismos sabéis que nada ya me
pertenece
y que lo haré con todas vuestras grandezas y
miserias
porque no fui más alto ni más puro”
INSTRUCCIONES A BORDO PARA UN POETA
Hay un chaleco salvavidas
debajo de su asiento
y más allá
sobre el costado izquierdo
la puerta de emergencia.
Cuando por ella escape el corazón
salga la muerte
toda la metafísica
quemaremos la nave.
Que nadie intente abandonar la tierra.
LA IDENTIDAD
Dicen que cada cosa
es indistinta en sí
distinta a todo lo demás
Pero de un lado
ellos lo son
contra nosotros que lo somos
del otro lado
bajo de ellos
todo el día intentando
parar la sangre
la cabeza perdida del amor
identidad igual
que fuego o aire
o patria
o muerte.
LOS POBRES
De nada han valido las paredes
ni los fosos donde los ocultamos
suben los resumideros
los desagües hinchados
hacia las calles
las aceras
las plazas.
Estando entre nosotros
Pendientes de una última respuesta
saben que ahora los miramos
como si fueran nuestros propios hijos
miedosos de verlos crecer
tan precipitadamente en busca de lo suyo.
Ellos también en su piedad
nos miran
no nos dejan de ver.
Si por un sólo instante
dejaran de mirarnos
desapareceríamos.
DEMOGRAFIA
La demografía
cuenta la población por número de almas
– nos sobran ángeles
nos falta la mitad de cada hombre-
y la ciudad de Salta tiene 200.000
y la villa en San Lorenzo
tiene infinitas veces más
en verano que en invierno.
Toda esta cifra espiritual
lleva a la conclusión
de que somos el gran cuerpo místico
las criaturas de Dios
por cuya razón la estadística
no previó con qué darnos de comer.
SEÑAS PERSONALES
Todo esto viene de los años 30
del pan de 15
de la carne que falta
porque bajó al infierno
y resucita cada tres días por semana.
Viene de los discursos de la abuela
y de los dientes de mamá
pero sobre todo
de estos años con muertos
que no callan
y no dejan dormir.