HUÉRFANOS

¿Qué dirías Kuky, si nos vieras entrar así?
Presurosos, los ojos húmedos, cada uno enarbolando el pedacito de vos que lleva, como prendedor en el alma.
Si vieras Kuky, al “niño de azúcar”, por el que fuiste “morada de vida y de infinito” te ha vestido con su amor y con las prendas que sabe, elegirías. Él, como nadie te ha conocido porque han bebido juntos el sol de los días. Hijo y padre, en la hora final.
¿Sabés Kuky? Te han llenado de banderas, con todas las causas de tus desvelos: los derechos humanos, la memoria, verdad y justicia, la wiphala, el feminismo, la kufiyya y hasta un pañuelo con flores, que quizás sea la belleza de la poesía…
Desde muy temprano empezamos a pasarnos las contraseñas del dolor.
Llaman incesantes los amigos de todos lados del mundo porque tu obra ya no tiene fronteras.
No te rías…no exagero, tu poesía se ha escapado de los confines de la comarca, de los límites del país y solidaria va y viene como un rayo de luz en las bocas. No vas a creer Kuky, pero está en Bolivia, en Chile, en Cuba, en México, en el viejo continente, en la China. En todos lados te nombran y te citan y se citan para este dolor que nos atraviesa.
En este otoño nos has convocado a todos, aún a los amigos muertos: Georgina Droz, Holver, Margarita, Joaquín, Sara, Manuel, Jacobo…tantos a los que cantaste como solo vos sabías, con la generosa memoria de tu amor.
¿Qué haremos Kuky, sin tu voz, tu aliento a seguir, tu incitación a la vida y a la belleza?
Leerte, para siempre.
Porque eso enseñaste y lo hacías cuando partía un poeta y sacabas de tu gran bolsa del pan las fotocopias de los poemas de quien se iba.
Leerte, por que allí estás.
Aún hoy, que la “hermana lluvia” insiste en acompañarnos, quizás porque el cielo también te llora, o porque no puede apagar las llamas que encendiste. Una a una, con tus palabras empeñadas en reconstruir la historia, en retratar el amor y la vida, en decir cada injusticia que veías.
Vamos a leerte, Kuky. Tal como enseñaste: “cada día un poema, no hace falta más para hacer el hábito”
Nos toca a nosotros mantener encendidos los fueguitos que dejaste.
Leerte.
Leerte para tratar de encontrarte en este día triste, y reconstruír tu inmensidad de ser humano, para asir la exacta hermosura de tu poesía derramada, en esta nueva orfandad que hoy nos une.

(Patricia Patocco, 26 de marzo de 2019
Fotografía: Pablo Karanicolas)

EN EL SUEÑO
En el sueño me recojo
Todo lo que disperso de mí
anduvo entre las luces
recupera su centro.

Mi realidad es ésta l
a que anoche nació detrás de los párpados cerrados
cuando subí por escaleras precarias
sólo por mirar a tu lado desde un techo derruído
la figura de un ciervo azul
herido
que atravesaba el cielo.

En el sueño
convocados por un país más ligero que el aire
nos hemos regalado
nuestros rostros sin máscaras.

( de “Noticias de los Comulgantes”)