Ataviado de profunda sencillez nos recibe como quien atiende a viejos amigos y aún no nos conocemos.
Tiene el aspecto de un adolescente aunque se sabe – por su amplia trayectoria musical y su docena de discos editados – que no es tal, sino más bien, un “señor músico” que disfruta y se deja sorprender cada tanto por los giros inesperados de la vida
Javier Malosetti está en Salta para brindar un recital esta noche, en El Teatrino, donde actuará a partir de las 22 hs con el nuevo grupo que lidera: 4TET.
Integrado por tres nóveles músicos de primera categoría en la escena del jazz argentino, grandes amigos y colaboradores en numerosos trabajos de Javier. Ellos son Hernán Jacinto en piano y teclados, Ramiro Flores en saxos y Tomás Sainz en batería.
El debut de esta banda tuvo lugar nada menos que en abril pasado,en la monumental sala sinfónica del Centro Cultural Kirchner, auspicioso inicio de actividades para este explosivo proyecto.
El repertorio del 4TET está compuesto por música original del propio Malosetti, selecciones de sus discos y material nuevo concebido para este formato, más algunas reversiones de otros artistas.
Horas antes del recital, dialogó con Artenautas, mientras se deleitaba con unas empanadas salteñas, en la casa del baterista Oscar “Chinato” Torres, quien junto a Tuti, son los hermanos de la vida que el músico tiene en Salta. “nos conocimos hace muchos años, en el 88 cuando vine tocar a Salta con Dino Saluzzi, al año siguiente cuando vine con Spinetta y luego con mi viejo, en la antigua Casa de la Cultura. Después, ellos se mudaron a Buenos Aires y ahí el Chino fue parte de la escuela de mi padre, tomaba clases y enseñaba…así que nos queremos mucho, nos vemos todo lo que podemos. Vengo a Salta seguido y en esta oportunidad quería quedarme más pero como toco el sábado en El Coliseo, no puedo, así que me vine un día antes para estar juntos. No salí de esta casa y ando así, en patas, tomando mate y charlando con mis amigos. Me nutre el amor y la amistad”.
Javier es parte de una estirpe de músicos, su padre, el legendario Walter Malosetti y su hijo, baterista y director de cine, de quién habla con indudable orgullo, aunque no se atreve a ejercer el “formato consejo” como afirma entre risas.
“El último año, junto a Inés Estévez llevamos adelante un proyecto de jazz clásico y bossa nova que era muy lindo y que disfruté muchísimo.
En marzo de este año Mi amiga Emme, la cantante, me convocó a una fecha en un ciclo nuevo en el CCK. Me pidió simplemente, ir a tocar mi música, una fecha con Hernán Jacinto; llamé a Tommy, el baterista para ver si podíamos tocar ese sábado 15 de abril y dijo “lo tengo libre, puedo y me prendo fuego”, lo mismo con Flores, a quien dejé un mensaje y me contestó al toque “Llamame ya, pero desde ya te digo que sí”, así sin saber ni la propuesta ( lo que nos permitió incorporar vientos, que hacía mucho no lo hacía), coincidimos como mágicamente. Se dio así de fácil. Llegamos a una lista de temas, ensayamos algunas tardes y fue un espectáculo hermoso, que se puede ver en you tube..
Ahora a la distancia lo vemos un poco inocentón pero fue un gérmen que se desarrolló y se transformó en el repertorio que traemos ahora, temas de distintos discos y distinas épocas, música original compuesta para el cuarteto y siempre hay lugar – además – para música del mundo y algún homenaje”
-¿Cómo es eso de saltar de banda en banda?
-Es que es muy larga la vida…yo que se…es mi espíritu. Un músico tiene un espíritu lúdico que no descansa nunca, incluso vos podés tener una personalidad no tan lúdica y sin embargo con un instrumento en la mano, te transformás…
Siempre me digo, “el único viejo de mi banda tengo que ser yo”, después tiene que haber músicos jóvenes, con nuevos bríos y lindo espíritu. Eso que tienen los músicos jóvenes: ese estado constante de absorción, de estar atentos, alerta, de estar decodificando todo, al corriente, es bárbaro eso.
-Integraste bandas talentosas y tocaste junto a músicos increíbles: 8 años con Spinetta, con Dino Saluzzi, Rubén Rada, con tantos…¿qué le dejaron a tu vida artística y personal?
-Principalmente orgullo. Son como premios que me gané, de algunos de los que nombrás soy fan y son mis héroes desde antes de conocerlos, de antes de hacerme músico: Jaime ( Ross), toda la uruguayada y de aquí de Argentina, muchísimos… Yo los admiraba mucho antes de soñar y pensar que podía trabajar con ellos. Siento una inmensa gratitud y además compromiso. Te compromete más todavía y te reafirma sobre los pasos que das. El hecho de que te acepten como un par…Tuve suerte creo. Yo tocaba la batería primero y luego el bajo. En el caso de Luis (Spinetta), empecé a caer a los ensayos porque era amigo de algunos de los que tocaban con él y mi ingreso se dio porque el bajista oficial de esa banda se alejó (el maestro Machi Rufino). Luis era como don Vito Corleone, tenías que ser conocido o medio de la familia…y me tocó, tuve la enorme suerte de estar ahí justo en ese momento y todo lo demás vino a partir de él…
-Cómo fue tu formación musical, seriamente informal…?
¿Seriamente informal? está bueno!…sí, así fue…Aprendí del modo menos ortodoxo posible, estando en la escuela de mi viejo. El formó una escuela a mediados de los 80, tenía alumnos y ensayaba con su banda …había un aire de divulgación y estudio, época de los primeros porros y mis primeras fantasías musicales con amigos. Nunca fui alumno de mi viejo, mi preparación fue con otros, medio desorganizada y salvaje y también enseñé desde muy chico. Yo tocaba la batería y mi papá me llevó a tocar con grandes músicos de jazz de culto, que pertenecen a un agujero negro porque no grabaron discos, no quedaron registros…los recordamos más bien los que estuvimos ahí. Ese contacto con ellos para mí fue un aprendizaje invalorable. A los 15 o 16 años, empecé a trabajar y fue un incentivo ver que esa boludez que me gustaba podía convertirse en un modo de vida.
– ¿Que preferís, interpretar o componer?
– Me gusta todo!, pero tocar es más fácil. Componer es medio misterioso, sentarte y hacer pedazos de temas que no los unís nunca o de pronto te sale toda la idea musical. Los músicos tenemos esa maldición de tener una melodía, un ritmo todo el tiempo en la cabeza, algo que te viene sonando. A veces lo lográs y a veces, no…no es metódico…no se de qué depende. Yo tengo todo el tiempo instrumentos a mano…porque puede venir de cualquier lado o en cualquier momento. También me gusta el ejercicio de mirar la lista que vamos a tocar y ver qué tipo de tema le falta al repertorio. Se trabaja de muchas maneras distintas, hasta que se transforma en algo maravilloso que es una secuencia de acordes con una melodía arriba y cuando llegaste a eso…se desarrolla sola.
Tocar es más fácil, un, dos, tres, cuatro y salimos a tocar los acordado, todo camina junto…luego viene la improvisación y en algún momento nos vamos encontrando de vuelta…
-¿Qué escuchas?
-Me gusta de todo, pero lo cierto es que cada vez escucho menos discos, pongo cada vez menos música en casa. Escuchamos cuando estamos compartiendo con alguien. Me gusta más saciar la inquietud musical con los instrumentos.
Malosetti tiene en su haber más de una docena de discos memorables, de distintas épocas y de diferentes bandas y la instancia de grabar discos e involucrarse hasta en el diseño de tapa le resulta también placentero “ porque no soy metódico, pero sí obsesivo, me gusta intervenir en el nombre, la tapa, el órden de las canciones…es un juego, pero sabemos que el disco como objeto corre sus últimos metros llanos. Ya no se venden casi, quizás solo en los shows. Las disquerías venden electrodomésticos ahora. Ha cambiado el asunto. Por ahí no ponés temas porque decís que no va estilísticamente con ese disco y después se bajan el segundo y el octavo o lo compran en forma unitaria. Y uno que se puso a armar como una obra de teatro, acto tras act …En realidad quien compra un disco no quiere solo la música quiere tener ese objeto fetiche en su colección, toda esa periferia artística que se pone en un disco.
-¿Se viene otro disco?
-Si, en el verano vamos a hacer un disco con 4TET. Composiciones mías y de los músicos del grupo que también componen. Pero, creo que sobre mis temas que ellos, básicamente desarrollan. Se termina de vestir la composición cuando la visten ellos.
-La figura de Walter Malosetti, tu padre ha sobrevolado toda la charla. Es una leyenda del jazz en la Argentina, su figura de tan excelente músico ha sido alguna vez una herencia pesada en tu vida, en el sentido de la comparación o…?
– Noooo, noo!!, ninguna herencia pesada ese gordo. Mi papá, mi gran amigo, mi gran amor… una persona con quien conectamos desde un lugar como no conecté con nadie, ni él con su mujer, ni yo con mi hijo, ni con los músicos con que tocamos. Lógico que lo evoque cada dos por tres, lo quiero y lo extraño mucho también. Sufrió mucho los últimos años, estuvo muy enfermo y ahora a la distancia se borroneó ese último tramo de tanto dolor, se va pixelando y desapareciendo y vuelvo a ver la imagen del chabón con el pelo blanco y la guitarra eléctrica contra el mundo…me parece un héroe, un héroe…- dice emocionado.
-¿Si pudieras, qué tocarías nuevamente con él?
-Cualquiera que él quiera, no tiene que ser en un teatro. Los dos en calzones en la cocina, siempre con un mate…A él le hubiera encantado estar acá, disfrutando de este aire de familia que tengo con mis amigos de Salta.
-¿Qué sueños no querés dejar pasar en tu vida?
-Tengo montones de planes y deseos, certezas ninguna.
Igual solo quiero que todo siga fluyendo como hasta ahora. Encontrarme con buenos músicos, sorprenderme, sorprender a la gente, exponer cosas nuevas. El sueño es ese, continuar como hasta ahora, ojalá pueda.
Entrevista Patricia Patocco
Fotografía Pablo Karanicolas