José Issa no anda por la vida buscando cámara.
Al menos en el sentido de que prefiere siempre el detrás de escena, cosa algo rara en esta época en que los reflectores dan vuelta para mostrar la vida, la casa y el mundo de casi todos, aunque no sean – obviamente- tan interesantes como lo que se ve en sus obras Toda una declaración de principios en este tiempo “yoísta”.
Él avanza, en cierto ostracismo elegido, colmado de ideas que no siempre logra plasmar, detrás de la vieja intención de hacer arte comunicando y en su caso, que se dedica al cine y lo audiovisual, mostrando a otros.
Estudió cine en la Universidad Nacional de Córdoba y de regreso a Salta comenzó una serie de trabajos documentales con importante contenido para la provincia, que luego reunió en www.videotecadesalta.com.ar. Guionista, productor y director de realizaciones audiovisuales varias, programas de televisión, generador de cortometrajes, documentales largometrajes. En tv fue realizador de la serie nominada al Martín Fierro 2014, «Los Anillos de Newton», co-dirigida y escrita con Rolando Pardo. Realizó tres trabajos sobre Güemes. En 2017 ganó el prestigioso premio del INCAa «Historias Breves, con el proyecto «Hay Coca», luego protagonizada por Roly Serrano y Cástulo Guerra, cortometraje que ganó como mejor corto extranjero en el Hollywood South Film Festival ( EEUU). Recientemente ha dirigido el cortometraje «De solo estar» y «Bemolución», ambas ficciones sobre Gustavo «Cuchi «Leguizamón. De un tiempo a esta parte obtuvo importantes premios nacionales e internacionales. Trabaja actualmente en su largometraje «Stainsteel Baguala» y los cortometrajes «Salvador» y «El General», entre otros proyectos.
Artenautas conversó con él, sobre un trabajo que puede verse en you tube , un retrato impactante de uno de los grandes poetas de Salta, de la generación del 60, la más rica hasta ahora por estos pagos, y cuya obra no ha tenido hasta el presente la difusión necesaria. Las preguntas que generó el documental, que puede verse en https:youtu.be/Cazb10piEMO , nos permitió acercarnos a conocer en qué anda José Issa Palacios por estos días.
– La pregunta de rigor primero, ¿Cómo la estás pasando en estos días de cuarentena?
– Ja!!, parece la pregunta de un payaso de fiesta infantil con un humor extraño en estos días…Creo que la estoy pasando como la mayoría. Entro y salgo del julepe según la hora del día. Me alarmo, me canso de alarmarme, tiro la toalla y luego vuelvo al principio en un círculo poco virtuoso.
A veces me hago el distraído para enfrentar la realidad que se me impone: las creatividades artísticas no son directamente proporcionales al tiempo que uno pudiera tener. Pero bien… una de cal y una de arena, así como en cuarentena uno choca con sus mediocridades también descubre otras facetas y herramientas positivas o a explorar.
– ¿Cómo fue el proceso de realización del documental “Adet Reconstruído”
– La verdad no tengo estrategias clásicas de creación. Para mí la idea debe ser fuerte pero tengo o intento ir hacia un desarrollo menos encorsetado por esquemas o conceptos y leyes de academia. Una vez que te metiste ahí es muy difícil renovarse y tomar distancia. No niego que haya recursos probadamente efectivos de conducción en un proyecto artístico. Lo que creo es que hay que estar atento a que eso no termine por robarle el aliento expresivo a la obra. Es caminar sobre hielo.
Aquí la idea se llevo puesto por suerte al guión. Un guión de documental no puede pretender un libreto como ficción. Se escribe mucho más en rodaje y post producción que en la génesis misma del proyecto.
– ¿Por que tu interés por Adet, lo conociste personalmente o llegaste primero a su obra?
– Si, su obra fue lo primero. No lo conocí y creo que en este caso fue mejor, porque me dio un impulso natural desde la curiosidad plena.
Después, es imposible no interesarse en Walter Adet. Todo en él es de un misticismo desbordado.
No hay grises en su vida. Tampoco los busca. No le interesa la tibieza. Todo en el arde todo el tiempo. Pareciera que su búsqueda poética es el único tendón firme de donde puede asirse.
Y desde allí desprecia el mundo de los cuerdos sin especulaciones ni dobles discursos. Al leer su obra y (calculo como a muchos) me llamo la atención por su calidad humana y más aun sus diferencias estéticas con la obra poética a la que estábamos acostumbrados.
Luego al conocer dos o tres pinceladas de su vida uno completa el cuadro. Se da cuenta que está ante un hombre fuera de serie.
– ¿Cuanto tiempo insumió, cómo fue ese tiempo?
– Muchísimo tiempo. Por lo menos diez años o más con sus manuscritos en mi escritorio. Pergeñé miles de complejidades y al final volví al principio. Pero era necesario ese camino. A veces la construcción del relato es precisamente desmantelar su armadura.
No quería errar, porque no se puede bastardear la historia de vida de un hombre que justamente iba en dirección a la intransigencia artística de no permitirse un punto y coma demás, una sílaba de menos.
Con Adet se imponía una labor de orfebre y su desafío era llevar adelante esta tarea casi como cirujano en medio de los vientos huracanados que alimentaban su espíritu. Ese era el desafío que la vida le asignaba, y todo el mundo sabe que desafiar a Walter Adet era de por sí un error.
– ¿Al charlar con los hijos cambió tu idea inicial?
– Me río porque al principio, siendo hijos de un hombre que casi no decía palabra (su boca era la pluma) me preocupaba encender la cámara y que reine el silencio. Pero después vi en ellos una necesidad de ayudarme y lo pongo en primer plano porque fue así. Creo que en algún punto fue un dilema para ellos. Por una parte, tienen un perfil muy bajo. Digo; no van por el mundo hablando de su padre ni mucho menos. No creo, (paradójicamente) que contar la historia de de su padre haya sido la motivación primaria. La preocupación primaria fue socorrer a alguien que iba con entusiasmo detrás de un proyecto artístico. Y yo que carezco de toda nobleza, me di cuenta y especulé con eso para tratar de tener/obtener un buen material.
Hablando de reconstrucciones… fijate que lindo, ahí hay una condición que los asemeja a su padre, la entrega y la preocupación por el otro.
En definitiva se trató armar la figura del poeta, mediante las características de sus cuatro hijos utilizando como destino y también como camino, la historia contada.
Las similitudes y diferencias entre ellos y con su padre eran gubia que buscaba el relieve de Adet Reconstruido.
– Hiciste una reconstrucción del poeta y también familiar fuerte…que impresión les causó a los hijos?
– Creo que no termino de dimensionar eso. Fue sin dudas algo muy emotivo. No creo que lo hayan visto en conjunto. Tengo la sensación de que evitaron verlo en conjunto.
Creo sí, que cada uno lo debe haber vivido a modo muy intenso, muy particular. Es una historia muy atractiva claro, para el que lo mira de afuera y luego cambia de canal, pero para ellos es su historia y una historia que también posee una carga de angustia y de dolor importante.
– Qué recorrido tuvo, en que circuitos anduvo?
Yo hice muchas cosas. Algunas muy malas pero ahí están, son parte del bagaje.
Por ahí salen algunas cosas como este trabajo que tienen un vuelo particular, como de quintaesencia, y esas cosas encuentran su mejor caldo de cultivo en las redes. Internet.
Los circuitos como festivales y otras hierbas muchas veces son muy buenos y otras solo sirven para un encuentro selectivo y cerrado.
Este trabajo está en youtube y desde ahí se comparte.
La verdad fue una gran sorpresa como se ha convidado entre la gente este trabajo.
Ahora que estamos en estas circunstancias tan extrañas es una oportunidad para hacer vivas las palabras del Cuchi, cuando decía que “la Cultura debería ser una enfermedad contagiosa”
– ¿Cómo lograste hacerlo desde lo económico?
– Este trabajo tuvo la asistencia de un premio del Fondo Ciudadano de Desarrollo Cultural. Lo que nos permitió hacerlo a pulmón. Con esta oración ya te contesto la gravedad del problema. En Salta nunca hubo un apoyo económico al cine. Nunca. Hubieron si; paliativos sueltos, gestos, declaraciones de interés, permisos para estacionar, palmaditas en la espalda y muchos etcétera.
Entiendo que se está buscando el desarrollo de una ley que ampare la actividad cinematográfica. Pero eso no quita que en paralelo, en lo inmediato, se hayan acompañado con concursos provinciales de guión y para la realización cinematográfica en cortometrajes, en largometrajes, etc.
Hace más de un siglo se sabe que el arte cinematográfico es por excelencia la industria cultural, que motoriza la economía porque el presupuesto se re-inyecta en la sociedad, a la vez que afianza la identidad, y se exhibe al mundo y termina por traccionar hasta el turismo. Una industria que no devasta ni contamina. Y todo eso vuelve al estado en una rueda de crecimiento productivo de calidad.
-¿Y ahora, en qué andas?
– El año pasado estrené un cortometraje con Roly Serrano y Cástulo Guerra que ha tenido premios a nivel internacional.
Ahora acabo de dirigir dos cortometrajes sobre el Cuchi Leguizamón para el INCAA.
Tengo todo en la gatera, series, documentales, largometrajes, etc. Pero ahora todo a tientas porque precisamente el Instituto de Cine entró como en bancarrota.
Luego; preocupado como todo el mundo, a veces queriendo decir paren el mundo que yo me bajo. Por lo demás leo menos de lo que necesitaría, escribo menos de lo que quisiera y juego al ajedrez mucho más de lo que debería.
Patricia Patocco
Fotografía de archivos de José Issa