Julio Chávez
“INTENTO PONER MI PUNTO DE VISTA SOBRE LA MESA, SIN PRETENDER SER INVITADO A TODOS LOS CUMPLEAÑOS”

 

El actor, autor y director Julio Chávez estuvo en Salta presentando la obra “Yo soy mi propia mujer”, obra multi premiada.

El artista, multifacético por cierto, ya que también es un reconocido artista plástico pasó por Salta en su gira por el norte del país, donde lo ovacionaron de pie luego de su interpretación de Charlotte, una travesti que sobrevive al nazismo y al comunismo.

Horas antes de su presentación dialogó con ARTENAUTAS sobre la obra, su primera película, la escritura, la televisión y mucho más. Aquí un resumen de sus conceptos.

– ¿Quién es la protagonista de la obra, esta Charlotte que trajiste a Salta?

– Es el relato de un encuentro entre un autor de teatro, que es el autor de la obra, Doug Wright y este personaje a quien conoce por invitación de un amigo que lo invita a Berlín en 1993. Una persona que realmente existió, la conoce y descubre efectivamente un personaje único y un poco este descubrimiento que hace él, es el que esperamos que haga el espectador durante el espectáculo.

Se va desplegando una vida, la naturaleza de un ser humano, un vínculo y un verdadero friso de la libertad, de la supervivencia, del desconocimiento de todas las complejidades de los seres humanos, lo que es vivir en una época como el nazismo o el comunismo, la dificultad de conocer lo que es el amor hacia algo, como el que ella tiene hacia los muebles.

Hoy, ese ser humano nos hace preguntas todavía.

No intenta dar enseñanzas ni conclusiones porque el mismo auor termina diciendo finalmente, ¿cómo se puede retratar un enigma? Y la vida de cualquier ser humano es un enigma!

Esta Charlotte lo es y tuvo una vida apasionante.

 

En esta obra no solo actúas sino dirigís. La hiciste antes y te dirigió Agustín Alezzo, en qué cambió?

– Bueno, te agradezco que lo nombres a Agustín porque amerita que siempre se lo recuerde. Esto es así, yo la dirijo no porque quiera cambiarle algo sino porque él no está.

Lo que hago es respetar las decisiones que tomamos juntos hace años cuando la ensayamos por primera vez en el 2007. Me he atrevido a hacerle pocas modificaciones.

Lo que sí cambió es el instrumento mío, estoy quizás un poco menos ágil pero tal vez más piola. ¿Viste que la vida te va quitando cartas pero te da otras ? (se ríe)

De tal manera que uno de los motivos para volver a interpretar la obra es acercar a la sociedad de esta época, una sociedad que aparentemente está más entendida sobre la diversidad, como para que se vuelvan a pensar ciertas cosas.

 

– ¿Ha cambiado nuestra sociedad en ese sentido, el de poder apreciar una obra tan profunda y verdadera sobre una travesti?

– Pienso que estamos cada vez más obligados por diferentes temas, a rever nuestra terquedad. No se si estamos más evolucionados pero sí que hay mas elementos que se ponen sobre la mesa y hablan y no son fáciles de acallar. Que haya eso ya es un avance.

No soy de las personas que piensan que tiene que haber consenso, entiendo que hayan opiniones diferentes y que hayan diferentes gustos éticos y estéticos y está bien que sea así sino muchos negocios se morirían de hambre. Sí hay algo sobre lo que hay que reflexionar y es cómo se convive y que se hace frente a la dificultad de convivencia de tantos diferentes.

 

– Qué historia! Pienso en esta época y lo que pasa con las travestis, los pocos años que viven, las pocas posibilidades de trabajo…

– Pero yo no hablaría solo de las travestis, que sin lugar a dudas han logrado tener una visibilidad inmensa sino de todos, con las dificultades del vivir, que tiene que ver con ser humanos…

Puedo entender que hayan grupos de personas que no acepten las diferencias pero de ahí, ¿cómo se convive? Golpeando?, acallando?, son actitudes fascistas. ¡Vamos a eliminar al diferente?

Para mi es importante no silenciar los disgustos de la sociedad, entiendo a esa gente grande que ve a dos chicas besándose y les provoca disgustos, pero golpearlas, caramba!!, hay una diferencia fundamental!

 

Escuchaste hablar de Lohana Berkins, ella se decía “la traviarca salteña”y acuñó la frase “ en un mundo capitalista hace falta coraje para ser mariposa”, cuáles son tus corajes?

– Mis corajes son varios. Intento perder lo que logré en función de aprender algo nuevo, intento poner sobre la mesa mi punto de vista sin pretender que me inviten a todos los cumpleaños. Y cada vez que abro los ojos tomo la decisión de vivir y de tener el atrevimiento de no esperar nada.

 

En cuanto a proyectos de televisión Julio Chávez comentó que le encantan pero que está evaluando propuestas y tratando de diferenciar el deseo de la necesidad del trabajo y quiere dejar pasar un tiempo para despegarse de las últimas interpretaciones que aún están frescas en la memoria del público.

 

– El año pasado estrenaste “Cuando la miro”, donde actuás, dirigís y además la escribiste. ¿Que te dejó esta experiencia?

 

-Primero quiero aclarar que este atreverme a tanto está basado en muchos aprendizajes y experiencias que me acompañan en este atrevimiento: soy director de teatro, autor, escultor.

La película es la historia de un hombre que decide mirar a su madre bien y hacer una experiencia de mirada. Este hijo filma a la madre, la observa dejando que se exprese para él poder mirarla como ser humano.

Fue una experiencia extraordinaria, amo mi primer película. Hay un trabajo glorioso de Marilú Marini, gran compañera y una gran artista.

 

Remarcás que nadás en diferentes aguas pero rescatás la importancia de la formación…

 

– Claro, no se si nado bien pero pescado no me sacan. En todo caso me sacan pez…

( risas)

 

(Patricia Patocco)