El poeta Leopoldo “Teuco” Castilla presentó en Salta su última obra denominada “Los tres espejos”.
Cada vez que el Teuco, como se le dice por acá, vuelve a su tierra provoca un remolino de creación y de encuentros porque trae siempre libros, ideas, novedades y acciones concretas, además de dejar a los amigos, encargos creativos varios.
Esta vez no fue la excepción.
Primero presentó en el Museo de Bellas Artes y junto a su directora Marcela López Sastre el libro AJTUSS, una re edición del libro del gran artista Carybé, editado por el Fondo Editorial de la Provincia. Una obra donde se conjugan no solo sus dibujos sino también sus dotes de narrador.
Carybé desarrolló su vida personal y artística entre Italia, Argentina y Brasil. La década del 40 lo encuentra en Salta formando parte de un grupo de artistas destacados. En 1950 se instala definitivamente en Bahía desde donde se proyecta al mundo, a través de su plástica, diseños para películas ilustraciones para grandes creadores latinoamericanos. Su presencia en Salta fue un detonante esencial de esa explosión creativa que se dio en la región norte del país posteriormente por lo que esta re edición cobra un lugar muy especial.
Luego fue la presentación de la letra del Himno de la Universidad Nacional de Salta, con una hermosa música recuperada y realizada por Gustavo “Cuchi” Leguizamón.
La obra final fue interpretada en las afueras de la Sala del Consejo Superior, por músicas y musicos de la Orquesta Típica Característica de la UNSa, junto a la concertista Magui Soria, con gran emoción del público que presenció el hecho histórico.
Antes de irse presentó el libro de su autoría.
Se trata de la obra Los Tres Espejos, que también tiene su historia ya que es un libro en retribución a otro, realizado hace unos años por los artistas plásticos Gabrila Aberastury y Mariano Cornejo que ilustraron trece poemas de Castilla, en libros únicos y numerados que se llamaron “Ciego en una jaula de mariposas”.
Esta vez, el poeta tomó obras de los plásticos y escribió poemas, como homenaje y retribución a la generosidad de sus amigos.
Fue una tardenoche estupenda, con presencia de un numeroso público en el Museo de Bellas Artes y de los tres artistas juntos que realmente se fundieron en un abrazo como tres espejos por los que podía atisbarse la admiración, el cariño y el respeto reverencial al talento de cada uno de ellos.
Una obra poética en todos los sentidos.
( Patricia Patocco)