Se inauguró la muestra EL LUGAR, en instalaciones de Mamoré, en Anzoátegui 441.
Con la curaduría de Juan Blanco, esta vez Romina Postigo Zafaranich muestra sus obras en un despliegue de colores que asemejan el trazo de las tizas, aunque no sea esa la técnica, con frases, palabras y mensajes encriptados a descubri.
Dice de su obra Santiago Olivera “Porción de espacio o sitio físico donde algo puede estar o se encuentra o que puede ser ocupado por un cuerpo, objeto o persona”. Eso es un lugar? Y Un refugio? Y allí donde somos llamados por nuestro nombre, nombrados? Allí donde reímos y gozamos, lloramos y sanamos.? Tener fe en uno mismo. Creer. Confiar en la intuición. Sentir nuestro pulso en las montañas. El poder de la conexión…y respirar. La aparente banalidad del transcurso de los días, y debajo de una piedra, en el momento más inesperado, encontrar al Cristo mismo. Trascendencia a partir de lo aparentemente intrascendente. La impronta invisible (casi) en aquello que parecieran no decir nada, pero nos habla de todo. Cada instante como un milagro en medio de la fragilidad de la vida (existencia), indolente ella misma de su propia finitud. Y lo contingente en sí mismo que puede suceder casi por generación espontánea , y marcar toda una vida, y lo que hoy parece inalterable y perpetuo, puede desmoronarse en 3 segundos. Sobre nuestros castillos y palacios la hierba crecerá. Nada es indestructible. “En las grietas está Dios, que acecha.”
Puede verse con entrada libre y gratuita en Mamoré, Anzoátegui 441.