*Entro a una casa de venta de artículos deportivos. Compro algo por valor de $249. Voy a la caja a pagar. “Doscientos cincuenta me dice la chica”. La miro, le doy los 250. Embolsa, me da el ticket y …silencio. “Perdón, no es S 249?” – pregunto- como para que al menos me diga “no hay monedas, disculpe”…pero no, me retruca “ Si me das cuatro pesos, te doy el vuelto, sino no tengo”-
– “No, no tengo cuatro”- respondo.
Sacó $2 y me lo tiró…como quien tira un escupitajo. No hubo un buen día, un gracias, un hasta luego tampoco…
*Sigo caminando y entro a los pulgas. Veo un juguete, lo levanto, lo examino y pregunto el precio “170 y es plástico de primera calidad”. Se me cae…, pido disculpas, lo levanto avergonzada. La vendedora me dice “ojo que si lo rajó se lo cobro”…”no creo que se haya rajado, ¿no es plástico de primera calidad?”- le digo-“Ah, no se, pero si rompió lo paga”- me dice. Está intacto (por suerte), pero por las dudas y por su mala onda, no lo compro.
No hubo un buen día y menos un hasta luego….
*Doy vuelta por la peatonal. Una pareja joven vende juguetes: pollitos y perritos a cuerda y tienen un nene de unos 3 años que toca la mercadería. “Saca el hocico de ahí”- le grita el padre.
“No le digas así- grita la madre- “Amigo, no toqués porque te pego”- le grita más fuerte al nene
“¿Es un animalito, es el amigo?, y ¿la no violencia contra los niños?”- pienso…
Vuelvo caminando despacito, pensando en lo mal educada que está la gente, en qué nos pasó por estos años, en cuando nos olvidamos el saludo, el gracias, el por favor …en eso veo el cartel de frutillas que me hace sonreír, compro unos hermosos ajos a una boliviana cerca del mercado, elijo una petunias lilas que vende otro muchacho y me reconcilio con las calles, el calor y las groserías varias .
Eso, también es Salta.