AL REFUGIO DE PORFIDIO

 

Se ha ido de este mundo un hombre noble y sencillo, que cobijó – sonrisa de por medio- a todos lo que pasaban por su bar/café/cocina: La Tacita.

Las redes se llenaron de emotivas despedidas de artistas y habitués de ese lugar tan especial, aromado a café, empanada, libros y fotografías.

De entre tantas despedidas, elegimos la de la poeta Noelia Gana y la fotografía de otro poeta Isidoro Zang, quienes muy amablemente, arrimaron sus palabras y cariño en memoria de Porfidio Aucachi.

 

“ Se fue el Porfi, dice mi amigo Isidoro. Y a mí se me desorbitan los ojos y se me paraliza el pensamiento. La muerte es una posibilidad en la vida y nunca caí en cuenta que podía sucederle a él. Pensé que dar vida al refugio lo hacía inmortal.

Doncito estabas cansado, eso sí notaba, y me reía y no te retaba si la comida estaba medio fría últimamente o si tenías mucha demora. Estabas solo y haciendo malabares con tu sonrisa hermosa. Paciente y risueño de aquí para allá. Cómo se te llenaba el boliche, de gringos transeúntes y bohemios solitarios que buscábamos ese lugarcito familiar donde permanecer solos pero en la complicidad de la compañía. Un recreo en la mañana, salvar el almuerzo al mediodía y permanecer la siesta. Un encuentro en la nochecita, la cerveza más fría de Salta y las empanadas de mi vida. Solía decirles a quienes no te conocían, invitándoles a acercarse a la fraternidad. Tan lindo compartir con lxs amigos, el saludo, el abrazo, el encuentro.

Las paredes llenas de historia. Huellas de las luchas y el arte de la generación que nos enseñó a cambiar la Salta Gaucha. Cobijaste y alimentaste a todos los rebeldes. En tus mesas se hicieron revoluciones, se gestaron ideas, obras, proyectos, amores, familias, amistades eternas. Se escribieron las novelas y poemas que hoy nos hacen, tus paredes conocen las pasiones y los secretos más íntimos. Permanecer leyendo los libros de tu estante… escribir… sacar fotos. Mirar la gente que pasa y pasa por la ventana , una mesita más y la 7up helada. La Tacita es mi casa y mi refugio. No hay otro sitio dónde mi corazón desee ir si pienso en comer rico y tener un ratito conmigo….sentirme en casa. Nos hiciste sentir parte a todxs. Tus viejos bohemios, lxs jóvenes, las pibas. Tus paredes siempre abiertas a mostrar nuestro arte y nuestros decires. Quería regalarte mis poemas para colgar…. A cambio de lo hermoso que se siente estar en La Tacita… Escuchar las historias de tus pagos y tus recetas. Y la entrega absoluta para hacer de este lugar tu casita. Nuestra casita. La más rica y amable. Hasta siempre Porfidio.

Descanse doncito. Nos has hecho felices muchos años. Gracias eternas por todo ello.

Le robé la más bonita foto al Isidoro Zang el que siempre nos captura y nos hace eternos en sus retratos”

 

(Texto colaboración Noelia Gana/ fotografía Isidoro Zang)