ALBERT CAMUS Y EL EXTRAÑO QUE LLEVAMOS DENTRO

 

Por Gastón Espeche

Nada de lo que es humano me es ajeno” decía Plubio en su comedia justificando la intromisión de su protagonista. Somos todos extranjeros, diría Albert Camus si estuviera en esta dimensión terrorífica de la existencia. El argelino, sin querer definió, entre las dos grandes guerras del siglo XX, el arquetipo del hombre actual, el que ahora camina entre nosotros; con el que convivimos, y tal vez, seamos nosotros. El primer paso es aceptar. Mi generación se destaca por su individualismo acérrimo. Cuando me lo decían, me quejaba; que no soy así, pero con el tiempo fui dándome cuenta que primero era yo, luego los demás.

Monsieur Camus: “Su Meursault anda suelto por todas partes. Ya no es el hombre contra el hombre, sino el hombre contra él mismo” Qué Borges, ni Orwell, las cámaras están en nuestras retinas, en nuestros celulares, plasmas, Iphones; no por un ente opresor sino por nuestra propia voluntad, no nos une ya ni el odio, ni el miedo. Encerrados en nuestras casas, un auto aislamiento aceptando todo, acatando sin oponer resistencia. Esta pandemia transparentó más nuestra soledad. ¿Qué es el absurdo más absurdo?

Para empezar Meursault no tiene amigos, sino tan sólo conocidos. Cuántos amigos tenemos en Facebook y querido lector ¿cuáles de ellos nos hablan? ¿Cuantas noches compartimos con gente que al otro día no nos da ni la hora?

Al terminar de hacer el amor, Marie le pregunta a Meursault si la quiere. No sabe, no contesta. Ella le pide casamiento, el acepta porque… ¡no lo había ni siquiera pensado! Y si no quiso ver a su madre muerta en el cajón, así como no negamos y humillamos a nuestros ancianos. Es lo mismo, estimado lector.

A causa de la bronca ajena de un conocido (puesto que él no tiene amigos), se involucra en un hecho de sangre donde el principal autor de la matanza sin sentido y posteriores cuatro disparos. Para un juez francés con peluca del siglo pasado es una hazaña atroz. Pero para mí resuena mucho con ciertos jugadores de rugby con un joven a la salida de un boliche; o un jubilado armado que descarga su pistola sobre un tipo caído.

La soledad más extrema, es aquella que afecta lo más hondo de la persona humana. Pasar los días rodeado de otras soledades, a veces tóxicas y destructivas, con tal de estar en compañía de alguien. Sin conocernos a nosotros ni al de al lado. El héroe de Camus es ese que extrae de la tierra el cuchillo con el que se mata luego, o el revolver que lo llevará hacia el cadalso. ¿Acaso la cura para esta pandemia no es lo que nos está llevando a la locura?

A los lectores de El Extranjero se les ponía la piel de gallina pensar en una existencia como la de Meursault, pero no sabían lo que vendría luego. Camus anticipó el absurdo que vivimos, por decirlo de algún modo, hoy en día.

(Colaboración del escritor Gastón Espeche/ fotografía de Lourdes)