Crónica ENTRE JULIETA Y BRUNO DIAZ

La cita a las 5 de la tarde comenzó en el verano de 1974.

Cuatro jóvenes divertidos, vestidos con jeans y zapatillas: Julieta Magaña  cantante, Perla Szuchmacher actriz,  que luego fue una reconocida dramaturga infantil en México, Abel Gutman y Horacio Peña actores,  cada tarde – TV mediante- convocaban a los niños a jugar.

El éxito fue inmediato. Por la diversión original que aportaban; canciones, bromas, enseñaban a tocar la guitarra, a jugar al ajedrez, a hacer manualidades, a pintar, a armar barriletes, a cocinar, crearon un círculo de niños escritores…

Era el programa  “Este es mi mundo” que  se emitió entre 1974 y 1976. Empezó como un relleno de vacaciones,  pero luego concitó el interés de los chicos de un modo tal que no se puedo detener, hasta que lo paró el golpe militar.

Eran tiempos en que no había ofertas variadas en entretenimiento para niños y lo que ellos brindaban, eran ideas y risas.

Fue hasta 1976, que también fue  el fin de mi niñez, el templo sagrado de la infancia, donde se hilvanan, sin saber, tantas historias futuras.

Pero antes, habían estado ellos.

Batman y Robin, los únicos súper héroes de la TV. Bruno Díaz y el Niño Maravilla durante 120 tardes, fogoneando la fantasía.

En tv blanco y negro, con  estética de comics, sus carteles con onomatopeyas  KRASH,  BOING y  PUM, construyeron algo más que mera diversión. Eran la no violencia que emanaba  de esos golpes no dados,  la inocencia  misma en sus acciones a veces torpes, a veces burlonas. El honor de ayudar a otro sin que se diera cuenta, la complicidad en las miradas de los dos amigos. Todo eso entre fantásticos decorados y una galería de villanos nunca demasiado malos, que los convirtieron en íconos de la cultura pop.

Luego vinieron muchos, con toda la sofisticación del cine, pero para mí el verdadero  Batman era el de la serie, el que proponía todas las ideas para jugar. Porque cuando terminaba,  no se podía hacer otra cosa que apagar el televisor y salir al patio. Allí, la caña que mi madre utilizaba para levantar la soga y una silla era toda la ambientación que necesitábamos mi hermana y yo para transformarnos en Batman y Robin y armar nuestras aventuras en ese patio de 2 x 2 y correr de punta a punta entre la ropa colgada.

En enero murió Julieta Magaña y ahora dicen que falleció Adam West, el protagonista de Batman, pero  yo la verdad, no lo creo…

¿Cómo puede ser, si cuando asoman, vuelvo a sonreír con la misma ingenuidad de antes? Los pienso, y al instante retrocedo a tiempos en que  jugar era lo más importante del universo, con esa maravillosa sensación de tiempo eterno, del bien absolutamente separado del mal, de todo en su lugar.

No, no lo creo, definitivamente, no murieron.

Solo me preocupa saber cómo harán los niños de ahora si es que escuchan las bobas canciones de El mundo de Lourdes…y miran  esa estética Candy crash que hiere los ojos, con el exceso de maquillaje y las polleras diminutas como quiere Tinell y el hablar a los chicos como si no entendieran nada, cuando lo saben todo.

¿Cuáles serán sus refugios cuando crezcan y los alcance la intemperie de la vida?

 

(Patricia Patocco, 13 de junio de 2017)