EZEQUIEL

Un día de hace unos cinco años se presentó con inmensa educación y coraje.
Un estudiante de Ciencias de la Comunicación, un muchacho lleno de sueños e ilusiones.
Tenía que hacer sus prácticas de redacción periodística e insistió con hacerlas en Artenautas.
Tranquilo, silencioso. Tuvo paciencia, se entregó a las correcciones, puso esmero.
Le encantaba el arte así que aceptaba todas las sugerencias de lectura, concurría a las muestras, escribía, escribía, iban y venían los textos, los mails, las propuestas.
Y el día que publicamos una nota de su pluma, le ví por primera vez la sonrisa ancha, la alegría plena.
Roberto Ezequiel Farfán, Ezequiel, como lo llamamos ese tiempo de creatividad compartida, aprobó sus prácticas, aprendió un poquito más y dejó el grato recuerdo de su delicado trato y su increíble voluntad.
No supimos más de él, ni que hace un año y medio había fallecido su madre, ni que se había recibido, finalmente, de Licenciado en Comunicaciones Sociales.
Un joven humilde y respetuoso de Barrio Limache, ahora, con su familia destrozada porque salió a correr y lo encontraron muerto, despojado de sus pertenencias al costado de la ruta.
Demasiada violencia, demasiadas alas recortadas a la juventud, demasiadas preguntas aún sin respuesta.
Lo despedimos con inmenso cariño y acompañamos a la familia en la necesidad imperiosa de saber qué pasó con Ezequiel, tan joven, tan joven…