Rodolfo Fogwill nació en Quilmes, Buenos Aires, en1941. Obtuvo la licenciatura en Sociología en la Universidad de Buenos Aires donde se desempeñó como profesor titular.
En 1979 creó la editorial Tierra Baldía donde publicó las obras de los escritores Osvaldo y Leónidas Lamborghini, y «Austria-Hungría», los poemas de Néstor Perlongher y también su propio libro de poemas El efecto de realidad.
Fogwill cultivó la poesía, el cuento y la novela pero también ensayos sobre temas relacionados a las comunicación, literatura y política.
En 1982 la Editorial de la Universidad de Belgrano publicó su libro de cuentos Música japonesa. Pero fue en 1992, con la publicación de Muchacha punk que empezó su fama como narrador.
Fogwill trabajó también como empresario de la publicidad y el marketing.
En 1983 apareció su primera novela: Los Pichiciegos, ambientada en la guerra de las Malvinas. Esta obra ha sido adaptada al teatro y en 2012 inspiró dos puestas en escena, una dirigida por Mariana Mazover, y la otra, por Diego Quiroz 2003 recibió la prestigiosa beca Guggenheim y en 2004 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su novela Vivir Afuera.
Falleció el 21 de agosto de 2010.
Héctor Libertilla lo definió como “un escritor violento y nato que debería ocupar el tan disputado lugar que dejó vacante Roberto Arlt».
Fogwill dejó numerosos archivos desordenados en su departamento del barrio de Palermo, y su hija Vera, cineasta, le encomendó en 2011 a la historiadora Verónica Rossi que los clasificara. Entre esos papeles había una carpeta con un diario donde apuntaba imágenes mentales, desde los 13 años, hasta poco antes de morir y que salió en Mondadori con el título de La gran ventana de los sueños.
Dos novelas inéditas se publicaron después de la muerte de Fogwill: La introducción, un texto que mantenía Damián Tabarovsky, ex editor del sello Interzona, y Nuestro modo de vida, que data de 1980 y que estaba en manos de una amiga chilena de Fogwill.1. En 2016, se publicó “Poesía completa”.
LLAMADO POR LOS MALOS POETAS
Se necesitan malos poetas.
Buenas personas, pero poetas
malos. Dos, cien, mil malos poetas
se necesitan más para que estallen
las diez mil flores del poema.
Que en ellos viva la poesía,
la innecesaria, la fútil, la sutil
poesía imprescindible. O la in-
versa: la poesía necesaria,
la prescindible para vivir.
Que florezcan diez maos en el pantano
y en la barranca un Ele, un Juan,
un Gelman como elefante entero de cristal roto,
o un Rojas roto, mendigando
a la Reina de España.
(Ahora España
ha vuelto a ser un reino y tiene Reina,
y Rey del reino. España es un tablero
de alfiles politizados y peones
recién comidos: a la derecha, negros, paralizados, fuera del juego).
Y aquí hay torres de goma, alfiles
politizados y damas policiales
vigilando la casa.
A la caza del hombre,
por hambre, corren todos, saltan
de la cuadrícula y son comidos.
Todo eso abunda: faltan los poetas,
los mil, los diez mil malos, cada uno
armado con su libro de mierda. Faltan,
sus ensayitos y sus novela en preparación.
Ah.. y los curricola,
y sus diez mil applys nos faltan.
No es la muerte del hombre, es una gran ausencia
humana de malos poetas. Que florezcan
cien millones de tentativas abortadas,
relecturas, incordios,
folios de cartulina, ilustraciones
de gente amiga, cenas
con gente amiga, exégesis, escolios,
tiempo perdido como todo.
Se necesitan poetas gay, poetas
lesbianas, poetas
consagrados a la cuestión del género,
poetas que canten al hambre, al hombre,
al nombre de su barrio, al arte y a la industria,
a la estabilidad de las instituciones,
a la mancha de ozono, al agujero
de la revolución, al tajo agrio
de las mujeres, al latido
inaudible del pentium y a la guerra
entendida como continuidad de la política,
del comercio,
del ocio de escribir.
Se necesitan Betos, Titos, Carlos
que escriban poemas. Alejandras y Marthas
que escriban. Nombres para poetas,
anagramas, seudónimos y contraseñas
para el chat room del verso se necesitan.
Una poesía aquí del cirujeo en la veredas.
Una poesía aquí de la mendicidad en las instituciones.
Una poesía de los salones de lectura de versos.
Una poesía por las calles (venid a ver
los versos por las calles…)
Una poesía cosmopolita (subid a ver
los versos por la web…).
Una poesía del amor aggiornado (bajad a ver
poesía en el pesebre del amor…)
Una poesía explosiva: etarra, ética,
poéticamente equivocada.
En los papeles, en los canales
culturales de cable, en las pantallas
y en los monitores, en las antologías y en revistas
y en libros y en emisiones clandestinas
de frecuencia modulada se buscan
poetas y más malos poetas:
grandes poetas celebrados pequeños,
poetas notorios, plumas iluminadas,
hombres nimios, miméticos,
deteriorados por el alcohol,
descerebrados por la droga,
hipnotizados por el sexo
idiotizados por el rock,
odiados, amados por la gente aquí.
En las habitaciones se buscan.
En un bar, en los flippers,
en los minutos de descanso de la oficina,
entre dos clases de gramática,
en clase media, en barrios
vigilados se buscan.
¿Habrá en la tropa?
¿En los balnearios, en los baños
públicos que han comenzado a construir?
¿En los certámenes de versos?
¿En los torneos de minifútbol?
¿Bajo el sol quieto?
¿A solas con su lengua?
¿A solas con una idea repetitiva?
¿Con gente?
¿Sin amor?
No es el fin de la historia, es
el comienzo de la histeria lingual.
Todo comienza y nace de una necesidad fraguada en la lengua.
Falsifiquemos el deseo:
Te necesito nene.
Para empezar te necesito.
Para necesitar, te pido
ese minuto de poesía que necesito, necio:
quisiera ver si me devuelves el ritmo de un mal poema,
que me acarices con sus ripios,
que me turbes la mente con otra idea banal,
y que me bañes todo con la trivialidad del medio.
Y en medio del camino, en el comienzo
de la comedia terrenal, quiero vivir
la necedad y la necesidad
de un sentimiento falso.
Se necesitan nuevos sentimientos,
nuevos pensamientos imbéciles, nuevas
propuestas para el cambio, causas
para temer, para tener,
aquí en el sur.
Y arriba España es un panal
de hormigas orientales:
rumanas, tunecinos,
suecas a la sombra de un Rey.
Riámonos del Rey.
De su fealdad.
De su fatalidad.
De Su Graciosa Realidad.
La realidad es un ensueño compartido.
La realidad de España
es su filosa lengua pronunciando la eñe
y su mojada espada pronunciando el orden
del capital y la sintaxis.
¡Ay, lengua:
aparta de mí este cuerno de la prosperidad clavado en tu ingle,
suturada de chips, y cubre
nuestras heridas con el bálsamo de los malos poemas..!
VERSIÓN(de VERSIONES SOBRE EL MAR)
El mismo mar nos pierde: nos encuentra
y nos pierde con su pulso marino.
Y con su eterno nunca nos despierta
del siempre breve sueño de un camino.
Pero no hay mar: el mar es solo ausencia
en la sílaba mar: pasa el sonido
y queda el hombre frente a un mar que inventa
y pierde entre los pulsos del sentido.
Pulsos del mar que intermitentes traman
su recomienzo siempre suspendido.
Fondo que es forma, superficie y pausas
de un deseo en rompientes que reclaman
perderse por partir o estar partido
y aquí quedarse en un hacer sin causas.
VERSIÓN(de VERSIONES SOBRE EL MAR)
Soy yo al mirarla y ella ya no es ella
sino yo en ella y ella en mí. Al mirarla
soy la mirada y soy lo que por ella
en ella me convierte al reflejarla.
Es como un mar, y como al mar, la huella
de erosión y de azar llama a desearla
allí, donde ficticia es real, y es bella:
tras la verdad de la ficción de amarla.
Hay un pulso marino que me lleva
a perderme en las aguas del abismo
llamado amar por un amor que juega
a convertirme en ella y en mí mismo
hundiéndome en su mar para sumarme
a la que hace nacer de mí al mirarme.
VERSIÓN(de DIALOGOS DEL AIRE)
por Once
Fumar: quemar un tiempo acumulado
por el trabajo humano en el tabaco.
Colmar la nada que parece el aire
con las formas del humo contrololable.
Llenar todo vacío con los sueños
de otros que por ajenos son más nuestros.
Tramar con las imágenes triviales
de los medios, nuestras escenas reales.
Placer pequeño, humano, tolerable.
Social, fiscalizado, numerable.
Fumar: desear que lleva hacia un deseo
de volver a desear buscando el nuevo
desear que nunca cese y siga ardiendo
y en sed que arda insaciada arder viviendo.
VERSIÓN(de DIALOGOS DEL AIRE)
por Catorce
El placer de fumar, el placer de quemar
lo que nos llega sólo para ser consumido
y en eso se consuma. El placer de encontrar
en la nada del aire un sabor conocido
un aroma sin nombre, conocido, habitual.
El placer del colmar el aire, este vacío
con el cuerpo del humo que se disolverá
en la nada del aire cesando, convertido
en deseo de volver a desear y volver
otra vez a desear persiguiendo un deseo
intacto que no cese ni se apague al prender
la brasa y que arda en ella convertido en un fuego
ínfimo y casi interior y casi eterno y lento
como el hombre, aspirado desde un vacío del tiempo.
VERSIÓN (De Fuego de las Imagenes)
Jeinseits Der Lustsprinzip
El poco peso, el paso de la vida
su identidad perdiéndose en el tiempo
volviéndose memoria y disolviendo
tu «hoy» en su ayer, tu «ya» en visión perdida.
La libertad, apenas sostenida
por la escena que traman unos sueños
de libertad: sin peso, en piso incierto
se funda la obra para pasar la vida
que en ella pasa. ¿O pasa por ser ella
y por ser paso no es sino su huella
en la memoria..? Si ya hoy lo que yo era
no es lo que soy: ¿El hoy no es una espera
de alguien hacia quien voy sin saber cuándo
me alcanzará y soy yo y me está llevando..?
VERSIÓN (de Nueve Lieder)
Will will fulfil the treasure of thy love/ Ay, fill it full with wills and my will one… W.S.
Se vuelve hacia la nada y vuelve a mí
y en mí se vuelve nada este deseo
sed de niebla que niega ser allí
para afirmarse en el aquí que creo.
Pensada sed: nombrándola viví
y ví niebla en los signos donde hoy leo
dos nombres en el nombre que de mí
solo nombra un desear no ser deseo.
Ser sed de hacer que al no cesar saciada
sea saciada en mas sed y crezca haciéndose
como la niebla entera ya colmada
de sí y de luz oulta un mundo yéndose.
Desear ser sed: volverse sed deseada
ser toda sed vivida en sed viviéndose.
VERSIÓN(de Sentimiento de Sí)
CONTRA EL CRISTAL DE LA PECERA DE ACUARIO
(1999)
La tibia luz
azul
titila en la pecera
la tibia luz
titila
azul
por la pecera
de nuestra era
tibia
la luz
de la pecera
titila
en nuestra era
en la era
de la pecera
de acuario
en la era titilante
y tibia
*****
¡Somos
los entibiados!
los que en la era
de la pecera
nadando
acariciamos
el cristal
que reproduce
la tibia luz
de nuestras formas
reflejas
*****
Aquí
reflejo
somos
juntos
en la pecera
estamos
puros reflejos
de la pecera
nadando
solos
nos deslizamos
envueltos
en su atenuada
y tibia
luz
luz azulina
no mortecina:
medida
retenida
luz contenida
en el vacío artificial
donde la ínfima materia
repite, contenida
su combustión artificial
*****
La tibia luz
la tibia luz
la tibia luz
titila
o vibra, azulina
entibiando todo
*****
Ay tibios
habitando
la hora interminable
de nuestra flotación interminable
ay peces
envolviéndonos
en esta música
del burbujeo del aire
oyendo
juntos
el ronroneo de la tibieza
el burbujeo del aire
el borboteo del bienestar
la vibración de la pecera
aire insuflado
esferas elevándose
como nosotros,
siempre buscando
la superficie
de la pecera
siempre encontrando
donde estallar
fuera de la pecera
ahí:
alto en el agua
donde termina el agua