Gigia Talarico
DEL CUENTO A LA POESÍA

Es narradora y poeta boliviana de origen chileno, nació en Santiago de Chile en 1953, aunque ha vivido muchos años en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. Es licenciada en Arte (Paris- Francia) estudió Literatura (Frescati, Suecia) y tiene Maestría en Educación Universitaria. Ha trabajado como docente durante muchos años (S.C.C.S)., Universidad NUR) colaboró de forma permanente con la revista de cultura PROSA, de Buenos Aires, en las letras y en las artes, B durante ocho años.

Tiene varios libros de cuentos infantiles publicados, entre ellos, Comiendo estrellas, El Caracol Gigante, Los tres, Un puñado de Sueños, La maleta de Esperanza. En el año 2008 publicó la novela La Sonrisa Cortada y en 2010, Cuentos de niños y Gatos. Todos sus libros han sido reeditados varias veces. Es responsable de la antología Dicen que en mi país (2012) y Dicen que en mi país ll, (2014) que incluye a los más importantes cuentistas del país. En mayo 2016 presentó su libro El secreto país de las aguas.

Ha publicado los poemarios, Ángeles de Fuego, 2001, Púrpura, 2006 (por los cuales ha recibido menciones en Italia y Argentina), La manzana dorada, 2013, Premio Nacional Municipal Santa Cruz de la Sierra mención poesía 2013, y el Premio Dante Alighieri al mejor libro publicado en 2014. Las Editoriales PROSA y Andesgraund, de Chile y Argentina respectivamente, acaban de coeditar Grietas del tiempo (Octubre 2019) Su obra poética ha recibido varias menciones y está presente en varias antologías nacionales e internacionales. En el año 2012, la Editorial PROA de Argentina publicó la obra El espíritu de la palabra, dentro de la categoría Ensayo.

LIBRO PROPIO

Su madre
tenía ojos tristes
manos de faena
y aún fuerza para esconder
Las botellas vacías
de su padre

Intentaba
enterrarlas y cubrirlas
con rosarios enhebrados
de esa fe
silenciosa y sin esperanza
a la que llamaba hogar

Pero Esther
no heredó ni la fe
ni la desesperanza
ni es la nena obediente
ni la princesa de alguien
y solo persigue sueños
que no le debe a nadie

CHIQUITANÍA 11

Mi ventana es ayer
tan solo
lacerantes recuerdos
abiertos a la noche
a la noche desnuda

Me traen la luna
iluminando el monte
su ruidosa armonía
su perfume verde
y la cascada

Pero esa ventana
ya no existe
tampoco el bosque
ni el olor a monte
ni los ruidos
tan solo el fuego
trepando los andamios
de la vida

Como yo
un búho
con los ojos
azules y ciegos
intuye un testimonio

AMIGAS

Anoche
En la intimidad del vino
y tu cocina
pude ver
en la oscuridad
de tus ojos
el caudal turbio
de un río
con tu nombre

Allí
una tribu
rompía en un rito
tu pasado
sujeto
a las rocas del miedo

Y yo estaba ahí
como alguien
de esa tribu de mujeres
alucinando
junto a ese antiguo reloj
de tu cocina
inmóvil en las diez
por ya quince años

DIFÍCIL

Se me hace difícil

recoger mis huesos

esta noche

calzar esta armadura

construida quizás

con hilos

de otras vidas

y cristales de tiempo

Se me hace difícil

las miles de facetas

y el fulgor engañoso

del olvido en invierno

Se me hace difícil

la frenética

marcha de Bacante

sin la isla perdida

de tu cuerpo

INSTANTE

Anoche tuve un sueño

en el que alguien

me soñaba

Era yo un instante

fugaz y colorido

suspendido

en el tiempo

Soy acaso

el mágico momento

de algún otro

un instante

aleteando

como un colibrí

sobre la efímera

flor amarilla

de la vida?