Llegó finalmente a Salta “El común de la gente”, libro de fotografías de Isidoro Zang, cuya pre venta lanzó hace un tiempo y que espera su presentación para cuando pueda venir el editor.
La obra es punzante, como las palabras y el ojo crítico de Zang que suele apuntar a “lugares poco comunes”.
Fotografías en blanco y negro en las que deja parte de su registro de la cotidianeidad de la Salta del centro y de los días de la pandemia.
Con poquísimos textos – de otros autores y fotógrafos- desgrana una mirada por momentos irónica, a veces hiper realista pero totalmente fuera de la imagen de catálogo de la ciudad de los lindos cerros.
A través de gente común, que transita diariamente por el centro, lugares que él mismo recorre siempre, registra la pobreza, la marginalidad, la suciedad, la vejez en conjunción con la soledad, el trabajo precarizado, el trabajo callejero, la discapacidad junto a los oficios, la amistad y la risa.
Pueden leerse en sus fotografías el mundo de contradicciones que advierte continuamente, como el de la opulencia de los monumentos junto al desamparo de mucha gente, en especial de los más viejos.
Hay un tono triste y oscuro en cada una de ellas pero también la potencia de lo que denuncia sin palabras en un absoluto compromiso con el registro de su tiempo y los temas cotidianos que lo siguen desvelando.
Carga además con el mérito – conocido por los salteños- de ser un creador constante, un artista que pese a que podría estar cómodamente sentado en su sillón de jubilado, viviendo digna y tranquilamente, no duda en salir toda vez que la pandemia, la edad y el número de documento lo permitan- a fotografiar mucho, de lo que pasa desapercibido para la mayoría. Sabemos también que su espíritu inquieto se moriría de aburrimiento si no pudiera salir a caminar las calles salteñas.
Una interesante obra de registro y denuncia de la precariedad de la vida, además con el doble mérito de haber sido realizada en pandemia. Sin prisa pero sin pausa, ejerciendo su pasión de fotógrafo.
(Patricia Patocco)