Crónica JOYA EXQUISITA

Ella era verano.

Algo de salvaje había en sus ojos, en el placer con que saboreaba los higos, las cerezas, los damascos maduros que siempre había para su cumpleaños, el 24 de diciembre.

Era brava también, desde chiquita se notaba.

Por eso y otras cuestiones que no vienen al caso estuvo interna en un colegio de monjas, en 1948, cuando fue el terremoto en Salta, ese que devastó media ciudad.

Dicen que como las monjas no la podían despertar, le tiraron un colchón encima y se fueron, a salvar sus vidas. Ella lo contaba de grande, entre avergonzada y sonriente pero enseguida agregaba “eran malas las monjas, muy malas” y quedaba en silencio.

Luego supe que ella y su hermanita menor también interna, lloraban todo el día ese año y hasta se quedaron de grado. Cuando la madre se enteró  las sacó urgente…”y eso que les llevaba de todo, leche, carne…para que me las trataran bien”.

Un abuso del cuidador que no cuida. Antes era común usar esos recursos para “proteger” a niños sin madre, sin padre o en problemas. Y esta anécdota, es un poroto a la par de tantas historias que se conocen hoy.

El escándalo de la pedofilia en la iglesia católica estalló primero en Estados Unidos a comienzo del 2000. La bola de nieve se expandió por Europa donde se registraron miles de casos de abuso y luego los traslados , la complicidad o el silencio…

En la película Spotligt , Oscar a la mejor película 2015, se narra la inmensa  investigación  realizada por periodistas del Boston Globe, sobre los casos de abusos de religiosos , sobre todo sexuales con redes complejas que se pierden en provincias de países de América Latina.

Salta se sacude también con la tragedia de la pedofilia. Cuántos?, ¿En cuántos sitios más ocurrió esta desgracia?

Hay un salteño hipoacúsico entre ellos. De niño, en unas vacaciones en su hogar, viniendo del instituto de La Plata  se animó a contar su historia a quienes debían creerle…y no pudieron hacerlo.  Y claro, ¿quién podría dudar de delincuentes que hablan de santidad?

Todo está en plena investigación, miéntras tanto las complejas  tramas de encubrimientos, del silencio, de la vergüenza,  condujeron a muchas de las víctimas a las drogas, al suicidio, a la infelicidad eterna.

Justo antes de la Navidad se conocen estos temas…¿Pensarán acaso los pedófilos que la Navidad  podrá redimirlos?

Después de más de 30 años, el muchacho sordo,  volvió a contar su verdad a una psicóloga que lo miró a los ojos, buscó a alguien que hablara lenguaje de señas y puso a andar el andamiaje para reparar su historia.

Esa psicóloga es la nieta de aquella niña del terremoto.

Aquella niña tuvo una vida difícil. Tan brava y peleadora, tan desafiante como los negros rulos que enmarcaban su rostro, como los negros ojos que miraban profundo y que se desarmaban de amor ante el gesto más simple de cariño.

Pero vivió,  amó y fue amada y fue justamente ese amor el que logró mantenerla a flote.

La niñez es un cristal  delicado, gotas de rocío apenas enhebradas que se rompen con extrema facilidad. Hay que cuidarla como a una exquisita joya.

Una flor en su honor, en este 24 de Diciembre.

Patricia Patocco

(diciembre de 2016)