Juana Bignozzi
LA ARISTÓCRATA OBRERA

 

Nació en Buenos Aires en 1937.

Aficionada desde pequeña a la poesía, obtuvo reconocimientos como lectora en la escuela primaria. A los veinte años trabajó como periodista, se relacionó con varios intelectuales reconocidos y formó parte del grupo poético El pan duro creado por Juan Gelman en 1955. Ganadora de importantes premios como el Konex y el Municipal, y autora de algunos de los versos más lúcidos que dio la poesía argentina entre 1960, el año en que comenzó a publicar, y 2015, el de su muerte, Juana Bignozzi (Buenos Aires, 1937) hizo de sí misma un mito que supera a su literatura. El de una infancia transcurrida en el seno de esa familia anarquista a la que definió como de la “aristocracia obrera”, “por su férreo desprecio a la ignorancia” le dijo al poeta y periodista Jorge Fondebrider para la revista Ñ en 2010.

En 1974, cuatro años después de contraer matrimonio, se radicó en Barcelona donde trabajó como traductora y continuó su carrera literaria. Entre sus libros más destacados están Los límites (1960), Tierra de nadie (1962), Regreso a la patria (1989), Mujer de cierto orden (1990), Interior con poeta (1993) y La ley tu ley (2000).

Es una de las poetas esenciales del panorama argentino contemporáneo.

Entre los galardones obtenidos se destacan el Premio Municipal de Poesía en el año 2000 y el Premio Konex  por el quinquenio 1999-2003. Vivió en Buenos Aires desde el año 2004 donde murió, en 2015. En 2019 la poeta y narradora Mercedes Halfon, junto con Laura Citarella, realizaron el documental Las poetas visitan a Juana Bignozzi.

 

Domingo a la tarde

Cuando se sientan frente a frente
amores imposibles, quincallería amistosa,
tipos que se atrevieron y esa mujer intensa
que lleva augurios a felicidades que nunca entenderá,
la buena gente desecha las malas palabras,
la buena gente dice todos tienen posibilidades en la vida,
sienten crecer su amor por esa mujer intensa,
tan sola, que vivirá siempre detrás de una ventana
y todo lo que le ofrecen está demasiado azucarado.

***

Luz de gas

Todos pudimos apagar y encender las hogueras
digamos, las luces
los más inconscientes lo hicimos
pero yo pregunto
quién tuvo la valentía de verlas agonizar
y siguió hablando moviéndose
pensando en las celebraciones
sonriendo ante las consecuencias del cambio de estación
la luz que agoniza era una obra que amaba mi madre
en su fantasía del teatro
pero aquí no habrá salvadores
lúcidos detectives jóvenes enamorados
sólo héroes que miran cómo agonizan
y simulan vivir una vida
¿quién la llamó vida?
sin revolución

***

en otra vida yo miraba desde la ventana de un bar
cómo la tormenta aplastaba las flores azules contra los cordones
contra las paredes
y por ese momento único de la juventud que dura muy poco
supe que nunca olvidaría esa escena en que nada aparecía
de lo que amaba me interesaba o temía
ni novios ni odios ni otros poetas ni revistas de opinión ni
secretarios de barrio ni amigos imbuidos de una colonizada cultura pavesiana
sólo las flores azules y la lluvia
recuerdo el nombre del pueblo la hora y esa lluvia
que nunca en las décadas que siguieron confundí con alguna otra

***

En realidad lo que yo quisiera en la vida
es ofrecer fiestas
vivir alguna sustitución de la libertad
extender la mesa recibir a ciertos superficiales
emborracharme con los entrañables
o tal vez con ese hermano único inhallado
la hermana imaginaria el fantasma de las madrugadas
revivir cuadros perfectos sobre los que ha crecido el yuyo
y saber que de esta tierra en invierno quedará
un disco que seguirá cantando en la casa vacía
el teléfono que seguirá llamando a oscuras

***

Chau

Había un mundo infalible para escribir poemas intensos
los mitos más cursis eran palabra santa
las despedidas en los puertos, los parques bajo la lluvia
el lento manoseo entre infidentes
la falacia de la noche
la magia de hablar en bares casi desiertos
rodeados de sillas apiladas sobre las mesas
niños que nunca aprendieron las respuestas
muchachas crepusculares
que repartían flores de piedra entre borrachos de prestigio
y nunca pensaban en el principio
les bastaban los finales como éste

***

Barcelona – Lyon

a mi edad la gente encuentra finalmente
una casa fija y un lugar claro en su generación
habla de amigos y bares muertos de ex maridos
y no de visitas a amigas dispersas por el mundo
de la misma explicación con el mismo hombre
a esta edad se debe llegar a un país a un partido
y no a estos viajes
en trenes nocturnos con cambios en la frontera

***

Giro 1937

al final de cada etapa
en un atardecer inamovible
reaparecen los animalitos de la ternura
a través de tantas carreras
el material de sus cuerpos ha cambiado
de la fragilidad a la dureza
otros dicen
de la calidad común a la preciosa
lo que nadie cuestiona es su resistencia

de joven escribí

sueño con un jardín el jardín

se ha convertido en floreros con nardos

perros inmensos que no conocía y

me acompañan

puertos y trenes a los que llego tarde

la juventud fue verdad

la vejez representación

aeropuertos y andenes escenarios de mi historia

negada rescatada leída de nuevo a través de mis jóvenes amigos

sueño con amigos

hartos algunos de los ideólogos con los que me crie

ideologías que aún permiten la ira

preguntándome

y ya no puedo contestar

un día también se irán los perros del sueño

y yo quedaré con ellos en una ciudad que no reconocerían

y que me esfuerzo por sentir mía

eternamente sentada

en una lectura de poemas en 1963

 

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como toda persona que habla mucho

tengo secretos insondables abismales

míos sobre todo y algunos de otros

nadie puede no tener miserias después de más de setenta años de vida y más de cuarenta de matrimonio

los míos están sellados a cal y canto y los pocos de los otros están sellados por mi sentido incorruptible de la amistad

hablo siempre todo el tiempo cuento anécdotas

aun de mi matrimonio que hacen ilusionar a algunas

con que estoy contando la parte íntima la trastienda

cuento anécdotas prestigiosas parecen muy íntimas

pero no se olviden hablo siempre hablo con vino sin vino

respondo a expectativas transgresoras

el aborto la lucha por casarnos

si hubo amantes si hay restos un poco escabrosos de décadas

no se olviden

hablo pero lo mío y lo de los otros que han confiado en mí

está en silencio

no me iré a la tumba con secretos

me iré a la tumba

con mi dignidad la de mis amigos y la mía

no hicieron mal en confiar en mí

no hice mal en confiar en mí misma

palabra y silencio

mucho silencio

estamos a salvo

 

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necesito un albacea

la lucidez nos ha llevado a no tener hijos

la lucidez de mis padres me llevó

a no tener hermanos

o sea a no tener sobrinos

la ideología de mi marido lo llevó

a no tener familia

y ahora todos los cuadros los objets d’art

los maravillosos libros de nuestros viajes a las mejores exposiciones de Europa

mi Capodimonte comprado en 1975 al pie del Vesubio no sé si queda alguno en Buenos Aires

deben tener un destino

¿la lucidez es el desamparo?

¿la lucidez termina en un testamento para extraños?

pienso todo el día en mi albacea