Poeta y compositora nacida en Senzaki, Japón en 1903. Su pueblo fue principalmente pescador, apoyado particularmente en la pesca de sardinas japonesas. Las escenas relacionadas con la pesca y el mar usualmente aparecen nombradas en sus poemas.
La carrera de Kaneko como escritora de poemas para niños comenzó seriamente a la edad de 20 años. Poco tiempo después ella se convirtió en la gerente y única empleada de una pequeña librería en Shimonoseki, un pueblo ubicado en el extremo sur de Honshu. Fue allí donde descubrió una serie de revistas que representaban lo mejor dentro del boom en la literatura para niños y que en esos momentos solicitaban historias y versos para ofrecer a sus lectores. Kaneko envió varios poemas, cinco de los cuales, entre ellos «Los Peces», fueron aceptados para su publicación en los números de septiembre de 1923 en cuatro de estas revistas. A lo largo de los siguientes cinco años ella publicó más de 51 poemas. Se quitó la vida en 1930, a los 26 años por serias desavenencias con su marido que, entre otras cosas, no la dejaba escribir.
En 1982 Setsuo Yazaki dio a conocer la existencia de tres cuadernos que contenían 512 poemas escritos a mano por la propia Kaneko. La totalidad de la colección fue publicada en una antología compuesta por 6 volúmenes.
CAPAS DE NIEVE
La nieve que está encima
debe de sentir frío,
la luz de la luna, helada, la atraviesa.
La nieve que está debajo
debe de sentir el peso
de cientos de personas sobre ella.
La nieve que está en medio
debe de sentirse sola,
sin cielo, sin tierra
que mirar.
ESTRELLAS Y DIENTES DE LEÓN
En la profundidad del cielo azul,
como guijarros en el mar,
sumergidas, hasta que llega la oscuridad,
están las estrellas, invisibles a la luz del día.
Aunque no puedes verlas, están ahí.
Incluso las cosas que no se ven, están ahí.
Dientes de león marchitos, ya sin pétalos,
escondidos en las grietas de los azulejos,
esperan en silencio la llegada de la primavera
y sus raíces fuertes no se ven.
Aunque no puedes verlas, están ahí.
Incluso las cosas que no se ven, están ahí.
YO, EL PÁJARO Y LA CAMPANA
Por más que extienda mis brazos,
nunca podré volar por el cielo.
Y el pájaro que vuela no podrá correr
rápido por la tierra, como yo.
Por más que me balancee
no se producirá un bello sonido.
Y la campana que suena,
no podrá saber tantas canciones como yo.
La campana, el pájaro y yo,
todos diferentes, todos buenos.
GRAN CAPTURA
Amanecer,
espléndido amanecer.
Gran captura,
gran captura de sardinas.
Arriba en la playa
hay una fiesta,
pero en el mar
celebrarán funerales
por decenas de miles.