Por estos días se publicó en Facebook la carta que aquí reproducimos y que provocó comentarios de escritores, poetas, artistas plásticos y público en general que concurre a la Feria del Libro.
La carta del poeta Hugo Francisco Rivella, salteño afincado en Córdoba, como una “Mamushca”, fue redondita y al abrirla y analizarla a través de las múltiples ideas y respuestas pueden encontrarse diferentes niveles de malestares.
Entre la carta y sus respuestas – de todo el país- pueden hallarse varios motivos de enojos. Por un lado, se apunta a los ruidos excesivos del pabellón Ocre, donde suele estar Salta junto a las otras provincias, como Cenicientas al fondo de la casa; a la simultaneidad de actos de presentación de libros, la necesidad de que en los stands se exhiba y venda la obra de los escritores y cada provincia alquile un salón cerrado para las presentaciones de sus autores; que la gente que atiende esté preparada y conozca de literatura de las provincias. Otros afirmaron que el pabellón OCRE es más turístico que cultural; que Mendoza se trasladó al pabellón Azul porque tiene un fondo editorial (como Salta, no?), que los organizadores debieran darse una vuelta por la Feria de Guadalajara en México, en fin, las críticas han sido muchas.
Ya se están elaborando notas entre los escritores para presentar a la organización y ojalá desde el gobierno de cada provincia también se hagan presentaciones para mejorar la propuesta.
Realmente, resulta muy difícil para los autores, concursar o editar sus obras, distribuirlas, exhibirlas, cobrarlas y tratar de llegar a Buenos Aires para encontrarlas perdidas en algún estante o en el mejor de los casos, leerlas, tratando de ser escuchados por un pequeño público voluntarioso, pero ensordecido por las zambas, chacareras y hasta coreografías de los stands de las provincias vecinas.
Queda para el Gobierno de Salta, elevada la necesidad de los escritores de otras propuestas y cambios para próximas ediciones.
Aquí, la breve carta de Hugo Francisco Rivella, que originó el revuelo del que damos cuenta:
“Si tuviera que calificar, diría que fue DESASTROSA mi experiencia de lectura en los stand de provincias que me tocó participar u observar en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
De ninguna manera hago referencia a quienes generosamente me invitaron, tales como Marina Cavalletti, Lidia Cristina Carrizo o Perla Jaimovich, a las que agradezco infinitamente, si no en particular a los organizadores de esta Sección de la Feria donde se supone que son acogidas las provincias.
En el STAND DE SALTA, Leonor Fleming, educada, inteligente, estaba desencajada por el ruido que hacía casi imposible escuchar las lecturas de Gabriela Schuhmacher, Tina Elorriaga, Julio Salgado, Maité Lluch, Susana Slednew y mía.
Ni qué decir lo que fueron las lecturas de Lucía Carmona, Alfonso Nassif, Alfredo Luna, Gabo, mía, en el STAND DE TUCUMÄN.
Al frente en el STAND DE JUJUY, María Murillo y la soprano Ketty Marteau en vano trataban de imponer su lectura.
-Quién grita más fuerte – parecía ser la consigna a las que estaban sometidos los poetas.
¿POR QUÉ NADIE DICE NADA?
Agradezco haberme reencontrado con viejos compañeros, las fotos que nos enmarcan para siempre, conocer a nuevos, poetas, compartir libros, esta lucha con molinos cibernéticos.
Necesito decir en voz alta lo que sostengo en privado; abrigo la esperanza de que todos los que nombro compartamos esta mirada, porque además, también tengo la esperanza de que sea un granito de arena en defensa de la palabra.
Cada uno de los que me conoce sabe con cuanto respeto y cariño expreso lo que con firmeza digo”
(Hugo Francisco Rivella poeta)