El grupo Huacalera Teatro estrenó un biodrama de narración oral documental que se concretó a través del Concurso Nacional de Actividades Performáticas en Entornos Virtuales del INT.
“Lo que se hereda”, es un recorrido por la historia de la familia de dos artistas locales, Georgina Parpagnoli y Juan Bertini, quienes desde diferentes oficios y miradas trabajaron intensamente para la escritura, recopilación audiovisual y documental. El resultado es una historia que desde lo particular de una familia de artistas e intelectuales instalados en Tucumán, se expande a diversas provincias y realidades de nuestro país a través de los descendientes, muchos de los cuales son artistas o están ligados al arte. Hay también una radiografía de una época del país, los años 70 con toda su convulsión, haciendo de esta recopilación, más allá de lo meramente familiar, un sitio de emoción y encuentro en la memoria para muchos .
Dialogamos con Georgina, actriz y narradora, luego del estreno del documental por you tube, donde se lo puede ver actualmente en: https://www.youtube.com/watch?v=TUpLJ44lO1A&ab_channel=JuanBertini
– ¿Cómo se te ocurrió “Lo que se hereda”?
– Creo que fue el resultado de varios factores: desde luego la convocatoria del INT, me focalizó a pensar en una propuesta concreta. Pero la idea de hacer algo sobre la historia familiar, es un tema que aparece frecuentemente, desde hace mucho tiempo, en nuestras charlas, dada la cantidad de cartas, fotografías y alguna documentación guardada por distintos miembros de la familia.
Creo que otro factor fue el aislamiento de la pandemia, que, en mí, produjo una hiperactividad productiva, en terrenos que antes nunca había explorado.
Fué un desafío y una necesidad de volverme y volvernos a reunir, desde la memoria amorosa. Volver a estar todos juntos, porque durante la pandemia tuvimos una pérdida muy dolorosa para la familia.
También lo considero una justa retribución y visibilización del aporte que mis padres hicieron a la cultura y la educación en Tucumán. A ellos siempre les interesó mucho más el hacer que el figurar, y muchas de sus contribuciones y creaciones, no están reconocidas.
En cuanto al formato, me inspiré en una producción performática on line, echa por un estudiante de la Universidad de Chile, que la tituló “Reminiscencia”, que me conmovió mucho, donde se mezclaba su historia, con la de sus abuelos y episodios de la dictadura de Pinochet.
Porque sentí también la necesidad de contar algo sobre nuestra generación de los 70, desde lo que fue en Tucumán, también como herencia del gran avance que generó la generación anterior en el ámbito universitario y en el cultural.
– En lo personal me resultó muy conmovedor pero, al ser autorreferencial (a la familia) ¿no te generó dudas o pudores mientras lo hacían?
– Desde luego Patricia. Me resultó muy difícil decidir no solo que contar, sino cómo contarlo. Mientras escribía el texto, por supuesto me sentí expuesta. Me pregunté y pregunté a otros miembros de la familia, si no estaba haciendo públicos contenidos y hechos muy privados. Fui tratando de encontrar el tono justo, para que el relato saliera de lo autorreferencial y pudiera resonar en otros. Me hizo falta una dosis de coraje. Por eso hay tramos donde insertamos textos con una factura poética, que remiten a la historia desde otro lugar. Ayudó mucho la visión de Juan Bertini, mi compañero del Grupo Huacalera Teatro (quién además es mi sobrino, por lo tanto, parte interesada) quién fue atinadamente, proponiendo una edición sobria, donde la emoción y la subjetividad corren por cuenta de la selección de las imágenes y su diseño, los ritmos, la música, el ordenamiento de las secuencias. Él, desde un lugar más objetivo, pudo señalar los mejores tramos del texto que yo escribí, para contar sin abundar.
– Cómo fue su elaboración, que tiempo requirió?
-Teníamos un plazo para presentar el trabajo, que era de cuarenta y cinco días. Empezamos por la escritura del texto, que fui elaborando sobre la marcha, sin un plan demasiado claro, aunque sabíamos que era lo que no podía faltar. A medida que fui escribiendo, fuimos definiendo con Juan las secuencias y en consecuencia empezó la recopilación de material: fotografías, testimonios, lectura de cartas para seleccionar párrafos, documentación extraída de Internet, documentación gráfica de prensa y filmación de videos.. Fue un trabajo muy arduo, laborioso, de mucha paciencia, pero apasionante. En medio de ese proceso, nos dimos cuenta de que era imposible cumplir con el plazo. Pedimos una prórroga al Instituto Nacional de Teatro, por suerte nos la dieron. Mientras recopilábamos el material, Juan iba editando las secuencias, haciendo el montaje y precisando lo que faltaba conseguir. Involucramos a bastante gente, además de la familia, personas que están en los agradecimientos y recibimos generosa colaboración.
Todo el proceso, hasta el estreno, nos llevó aproximadamente tres meses, de trabajo muy dedicado e intenso.
– ¿Qué te aportó desde lo emocional?
– Una revolución emocional muy fuerte. Luego de una jornada de escritura o de selección de material, terminaba agotada, no entendía mucho porqué, hasta que tuve que darme cuenta por donde pasaba el proceso. Juan me mandaba una secuencia montada, con la música, y yo no paraba de llorar. Al final ya nos reíamos porque a él le pasaba lo mismo, pero en otro tramo de la historia. Pero fue también un proceso de restitución, de reencuentro, de reconocimiento desde el amor y en algún sentido de justicia poética. Para muchas personas que lo vieron ya, tuvo una resonancia personal desde lo emocional, lo que nos alegra mucho porque sentimos que está cumpliendo su propósito.
– ¿Va a estar solo en Youtube o tendrá algún otro recorrido?
– Por el momento está en Youtube. Pero yo siento y todavía tenemos que consensuarlo, que podríamos intentar otra circulación, en alguna otra plataforma audiovisual y presentarlo en alguna convocatoria a festivales.
Es nuestro trabajo a futuro.
(Patricia Patocco)