Margaret Randall
EL ACTIVISMO SOCIAL

 

Es poeta, escritora, fotógrafa, militante feminista y activista social.

Es autora de más de 150 libros de poesía, ensayo e historia oral como Mujeres en la Revolución, Los hippies, Las hijas de Sandino. Visor le publicó una conocida antología de poesía beat

Nacida en Nueva York en 1936, vivió por largos períodos en Albuquerque, Nueva York, Sevilla, Ciudad de México, La Habana y Managua. También mantuvo breves residencias en Perú y Vietnam del Norte.

Durante los años sesenta fundó y editó, junto con Sergio Mondragón, la revista literaria bilingüe El corno emplumado, que por ocho años publicó la literatura más innovadora e importante de la época. Entre 1984 y 1994 fue profesora en varias universidades estadounidenses.
Randall tuvo el privilegio de vivir entre los artistas del expresionismo abstracto neoyorquino durante los años cincuenta, así como el de participar en el movimiento estudiantil mexicano de 1968, compartir años decisivos de la revolución cubana en los setenta, y los primeros cuatro años de la revolución sandinista en Nicaragua (1980-1984).
Sus cuatro hijos—Gregory, Sarah, Ximena y Ana—le han dado diez nietos y dos bisnietos. Vive con su esposa, la pintora Barbara Byers, desde hace 34 años.
En 1984, cuando Randall dejó Nicaragua para volver a los Estados Unidos, el gobierno estadounidense quiso deportarla invocando la ley McCarran-Walter de Inmigración y Nacionalidad, de 1952. El gobierno consideró que las opiniones expresadas en algunos de sus libros estaban “en contra del buen orden y la felicidad de los Estados Unidos”. El Centro de Derechos Constitucionales asumió su defensa, y un gran número de escritores y otras personalidades se le unieron en una batalla por la reintegración de su ciudadanía. El caso duró cinco años y fue ganado en 1989.
En 1990 se le otorgó el Premio Lillian Hellman y Dashiell Hammett para escritores víctimas de la represión política. En 2004 PEN Nueva México le entregó el primer Premio Dorothy Doyle por una vida dedicada a escribir y al activismo en favor de los derechos humanos. En 2017 Literatura en el Bravo le dio su Medalla de Mérito Literario y en 2019 ganó el premio “”Poeta de Dos Hemisferios”” de Poesía en Paralelo Cero (Quito, Ecuador) y Casa de las Américas (La Habana, Cuba) le otorgó su Medalla Haydée Santamaría.
En 2019 la Universidad de New Mexico le conferió el Doctor Honoris Causa en Literatura. Y en 2020 fue merecedora del George Garrett Prize de AWP. To Change the World: My Life in Cuba salió en 2007 publicado por la Rutgers University Press. En 2018 salió su poesía seleccionada, reunida en el libro Time’s Language: Selected Poems 1959-2018. En marzo de 2020, Duke University Press publicó sus memoriasEn septiembre de 2017, Margaret recibió la medalla de mérito literario de Literatura en el Bravo, Chihuahua, México. En abril de 2019 recibió en premio “”Poeta Dos Hemisferios”” que otorgó el Festival de Poesía Paralelo Cero 2019 en Quito, Ecuador. En 2019 la Universidad de Nuevo Mexico le otorgó un Doctor honoris causa en letras. En 2020 ganó el importante premio “”George Garrett”” de la Asociación Estadounidense de Escritores y Programas de Literature (AWP).

HABITACIÓN 5007 ( poema inédito en 2024)

 

 

1.

 

Una mujer de ochenta y seis años, un riñón

que funciona a medias,

presenta deshidratación

fiebre, escalofríos, debilidad.

Llegó en ambulancia.

 

Cuando le digo a la tripulación de la ambulancia

que están haciendo un gran trabajo

uno se ríe y dice: eso terminará

en la puerta del hospital. Humor negro:

familiar y reconfortante.

 

Esta sala de emergencias

hace lo que puede: 1 doctor

para 40 o 50 pacientes,

un sistema de salud en quiebra

batallando por mantenerse en pie.

 

Hace tiempo que ha sido privatizado

en este, el país más rico

sobre la tierra, pero yo busco aquel fulgor

de humanidad a través de la pista de obstáculos

de tubos, murmullos de confusión.

 

Y me nace la inquietud de estar

consumiendo todo el aire

de este pequeño cubículo. Pero nadie

hace la pregunta,

ninguna poderosa voz reclama por su origen.

 

 

 

 

 

2.

 

He sido admitida en una habitación

en un piso superior, pero debo esperar

a que alguna se libere.

Lo que significa que alguien

debe sanarse o morir.

 

Yo soy la mujer de 86 años

que carga su historia

en temblorosas manos, cuidada

por manos de Cameroon

India, México.

 

El veredicto es Sepsis,

causada por la E. Coli

que aúlla a través de las rebeldes

carreteras y vericuetos

de mi sangre.

 

Imágenes repentinas de los otros: africanos,

sus ojos vacíos, desenfocados

más allá del alcance de la cámara,

cierran una brecha

nunca más extraña.

 

Las diferencias se desdibujan cuando intercambio

nuestra compartida humanidad,

la identidad común

de causa y efecto,

los destinos entretejidos.

 

 

 

 

 

3.

 

Flotando en mi propia órbita

de ida y vuelta, soy consciente

de que hay miles de millones de órbitas,

cada una anclada a su propio

eje solar.

 

No estamos girando alrededor de nuestro sol

ni de ningún otro

sino en torno a agujeros negros en un cosmos cualquiera

que amenazan con hundirnos

más allá del olvido.

 

Aquello que siempre hemos sabido

ahora se burla de nosotros

cruzando los dedos

a través de ojos inexpresivos.

No es para lo que nos prepararon.

 

Un cambio de sentido replantea

todo lo que nos han enseñado

en escuelas que nos desangran

por aquello que debe ser accesible a todos:

el descubrimiento y el poder elegir.

 

Estamos cosechando el residuo pegajoso

de prácticas que ponderaron

excesos y avaricias, y elegimos

enterrar sus cabezas culpables

en arenas movedizas.

 

 

 

 

 

4.

 

Solamente en este hospital, aquellos

de todas las edades y dolencias

se esfuerzan por aceptar o combatir

pronósticos que van a salvarlos

o acabar con sus vidas.

 

Imagino las historias que se desarrollan

al otro lado de aquellas puertas:

el niño cuya oportunidad en la vida

fue demasiado breve, una abuela

que busca la manera de decir adiós.

 

La enfermera a cargo me dice que el doctor

me atenderá pronto, que está al final

del pasillo. Pienso en él saliendo de una historia

y entrando en otra, jugadas distintas

en esta partida de ajedrez humano.

 

¿Soy el sagaz Alfil o el perspicaz Caballo,

el poderoso Rey vistiendo su máscara

de poder o la Reina

con sus planes ocultos?

¿Soy solo un peón en el camino de la conquista?

 

Giran mundos sin control

y chocan. Los humanos

atrapados en la crueldad empresarial

deben emprender la contienda

hasta colocar la última pieza.

 

 

 

 

 

5.

 

Sé que no existe una mano maestra

que esté manipulando este juego

y también sé que no es un juego.

Las historias de salud y hambre

apuntan a un camino, luego a otro.

 

Mundos infinitos giran sobre ejes

anclados a la esperanza

como volutas dispersas de nube.

El mío es tan pequeño que se perdió

en la cegadora inmensidad.

 

Entonces soy la única

que existe, los demás

se apagan como lenguajes extintos

hablados por los últimos labios

capaces de dar forma a sus sonidos.

 

Mi ser como una red aleatoria de moléculas

lucha contra mí misma

como la estrella más luciente en un firmamento

de partículas brillantes: un ir y venir

que desestabiliza al tiempo y al espacio.

 

Porque esto es lo que sé con certeza:

no todo pasa

por una razón, no importa

lo mucho que intente escalar la montaña

o entregarme al valle.

 

 

 

 

 

 

Ahora, la pregunta es: ¿pueden

mi cuerpo y mi voluntad

hacer lo que debe ser hecho?

¿Pueden las victorias de nuestra generación

hacer girar los engranajes en esta rueda cansada?

 

A partir de entonces, es un gran sueño

soñándose a sí mismo.

Los doctores y las enfermeras solo tienen

pequeños papeles en este teatro

de fórmulas y mentiras.

 

Ancestros que nunca conocí

danzan a mi alrededor.

Los hijos y sus hijos

toman mi manos. Mi mujer

sostiene mis ojos en los suyos.

 

El truco está en soltar

sin dejar ir, permitir que los engranajes

engarcen sin preocuparse

por el ajuste perfecto o la disonancia,

confiar en que la plenitud puede llegar.

 

Vendrá —si lo hace— en alas

de combate cuerpo a cuerpo,

con la promesa de quedarse

hasta la siguiente crisis de confianza,

feliz jadeo de historia.

 

 

 

 

 

7.

 

La máquina que monitoreaba

mi corazón, sus líneas moviéndose

como olas

y sus estridentes números

parpadeando en rojo y verde,

 

era una Piedra de Rosetta del siglo XXI

hablando cruda poesía.

Recuerdo a una amiga, una

que de verdad lee mis poemas,

diciendo que encontró uno viejo

 

llamado Daughter of Lady Jaguar Shark

y lo volvió a leer

sentada en las escaleras bajo una lánguida luz.

Me dijo que el poema decía

todo lo que necesitaba ser dicho.

 

Mi tributo a la mujer Maya

que encendió su estrella

y acompañó los siglos de los hombres

me da la fuerza

para desterrar a este invasor de mi cuerpo.

 

Y sé que esas líneas digitales

y números en la pantalla

se traducen en palabras

que recorren mi cuerpo,

luchando por sobrevivir.

 

 

 

 

 

8.

 

Un día, vientos violentos

traen consigo dudas,

cantan algo

que yo imito a la perfección

en un tiempo determinado.

 

Un día, una nueva energía

me llama, e incluso

en sus visitas breves,

la premonición me levanta

sobre sus hombros vigorosos.

 

Las posibilidades eran morir o salvarme:

la enfermedad pudo tomar cualquier camino

aún sin nombre en la sorpresa,

con dolor o sin dolor

en sus ofrendas.

 

Esta vez lo conseguí,

estoy aquí todavía

equilibrándome entre opciones

que jamás pude guiar

ni controlar.

 

Pude haberme abandonado

pero en lugar de eso me repuse

y seguí avanzando,

haciendo preguntas sin respuestas,

haciendo trueques con el futuro.

 

 

 

 

 

9.

 

Aprendí que mi cuerpo guarda maravillas

bajo la manga, historias contadas

en lenguajes que jamás he oído

y que sujetarán mi mano

en tiempos de necesidad.

 

Mi órbita no es más grande ni más pequeña

que la próxima, mi vida

no importa más que aquella

de la enfermera africana que se toma el tiempo

para sonreírme.

 

Es más: nuestras órbitas dependen

la una de la otra, y su desempeño

es mayor que la suma de sus partes.

Ocupo mi lugar en este escenario:

en una mano el propósito, el azar en otra.

 

La mujer de ochenta y seis años se va casa,

a un mundo transformado,

hecho de paja y arcilla

en lugar de los ceros y unos

de nuestro conocimiento impostor.

 

Sobrevivir o derrumbarme

ya no es el problema,

sino cómo usar el tiempo

que me resta, cómo entregaré su significado

al pasado, al futuro, al ahora.

 

 

 

LA MEMORIA TRATA DE LLAMARNOS LA ATENCIÓN ( poemas de pandemia)

 

La memoria deambula por la tierra en esta era

de pandemia y de miedo.

Susurra historias de pasadas plagas,

nos hace acordar de holocaustos

y genocidios, nos dice que esto también pasará.

 

La memoria trata de llamarnos la atención

con libros, canciones, figuras,

incluso con humor, nos asegura

que el contacto amistoso

que hoy extrañamos

mañana va a seguir ahí.

 

Pero la memoria también está exhausta,

vapuleada por el asedio de

mensajes ambivalentes, libros de historia

con capítulos que faltan,

noticias tendenciosas

y escribas autoproclamados.

 

Ella insiste en que es tan oportuna como la ciencia

y la esperanza, trata de ocupar su lugar

en la mesa de expertos,

nos hace verla como lo que es

en un momento en que sabe

que se la necesita como nunca.

 

Escuchemos el llamado de la memoria. Pidamos

a nuestros ancianos que nos cuenten sus cuentos

de hazañas y dolor,

de bondad y relevancia.

Ella va a darles la mano

si ustedes le dan la suya.