Por Rosa Machado
Mariano Pereyra, en mi opinión, es un gran poeta. Capaz de viajar en el tiempo de un soneto endecasílabo, rimado, respetando todas las limitaciones sin perjuicio de la exquisita cadencia de su vuelo, de la libertad con que el lenguaje fluye, preciosista, en “el cayo alrededor del cual gastamos las horas”. Deconstruye el instante único y traduce tanto una profecía, una celebración, una endecha con la “repulgada ortodoxia” que guarda para él la hechura de las moras. Crea también, desde otras disciplinas, que confirman su condición de artista.
Jesús Ramón Vera, que sabía leer, publicó una plaqueta, de varias páginas, «La Comedia de los Pájaros», de Mariano Pereyra.
El poeta no hizo por su vocación mucho más que escribir, tal vez su deleite es el poder hacerlo, y no exige demasiado a la gracia que le fue concedida. Aunque leí últimamente que la realización del individuo no pasa por glorias y laureles, menos aún fama y dinero (también lo diría Walter Benjamin) sino por la secreta experiencia de tocar a otros en un sentido íntimo, contemporizando, despojado de trascendencia pública. Creo que Mariano Pereyra se alinea en esta franja y mientras tanto su verso nos deleita y nos hace pensar que aun existen los poetas, esos de Madariaga cuando dice “Poetas anónimos y en estado natural/ bárbaros de la belleza/ de la intemperie y de la más ardiente bondad”
En la era del bozal obligatorio,el poeta sostiene un profundo respeto por el lector y por la lengua castellana; no regatea palabras a la hora de poner el grito en el cielo, ni cuando revisa sus desvelos. Creo necesario que el artista reivindique la condición humana y puedo decir que Mariano Pereyra eleva la vivencia cotidiana a un lenguaje colmado de belleza.
PARTICIÓN DE SEXTO DIA
Nuestros frentes fluidos,
al grito de pujarnos, Madre,
dieron por patria un estampido
de ruido y de dolor,
el que supiste atenuar
con indeleble cuna, tras soñar
el grillete rojo de mi nombre,
el color herido de mis juguetes…
Absolución y pena
deportó tu amor,
y al confirmar mis días con tus años
desterramos al fruto de la flor.
Mordientes, los dones de una voz
en primordial extranjería,
devoró mis carnes
seducidas por las cuerdas
que el aire propagó.
Y fue cofre de perfumes el cabello negro y dulce piel,
un abrazo de tierra
para el niño que poblé de tardes
cuando al fin pasó.
Escudería ajena de heredades,
y una suerte mudada en años
me arrojaron al paño movedizo
donde encalla mi canción.
Aun de viento conmovido,
sin boquilla, llaves, ni campana,
ya en plena distorsión,
me arrimo labios silbando
rendijas de umbral en fuga
y respiro
en los que volverán
con su historia pequeña, rauda y feroz
entre los dientes…
Oh, amenaza profunda,
Variable de azul inquietante,
madre espuma y muscular espina,
mi memoria te secó
y me has dejado sin molusco
emulando, a orillas del vacío,
un enorme rugido.
(Inédito)
LA DISTANCIA ANTERIOR
Torpes palabras apresuran
la expectativa que a diario
nos demora en la ciudad
si ya no queda tinta
para intimar con el cuaderno.
Pueden calles confusas balbucear prodigios
o viles muecas
empecinar sus manchas en mi ropa,
pero el gesto amable descubrirá el color de nuestros cuerpos.
Que sensible resulta el cayo
alrededor del cual gastamos las horas
y que difícil reunirnos con la arena
sin barrer la luz que al fin arroja
la piedra tallada.
¿Realmente hay pecho sin voces devastadas?;
¿quién habla aquí?
si es allá donde me escuchas
abovedar el ejercicio pendular de tantos ecos.
El templo es el vacío,
o acaso
¿pudo la Cruz resguardarnos
de su robusto desamparo?.
Si elpolvo estiba en nuestra piel
las mudanzas habituales del amor,
¿habrá distancia anterior al frío
que no empañe el reflejo de este abrazo?
Alcanza con mirar directo al corazón
sin desnudar nuestros secretos,
y aquella promesa de intenperies delicadas
adviene singular abrigo.
(Inédito)
IV
Supimos escandir muros, ladrillos,
Rocas, arenas y cuando los dedos
No alcanzaron, ya de mil y un enredos
Vimos atardecidos los rastrillos
Tras dejar descubierta de amarillos
La tierra que ofreciera granos quedos
A la hogaza del hambre y sus remedos.
Soñar… correr los últimos visillos…
Agrimensores de sombras dormidas,
Exhumadores de profundas napas,
De anudar orillas trazando mapas
Que aún dejan mesas mal repartidas
En los precios que pudren nuestras papas,
Se encebolla el mundo con mil y un capas.
(Inédito)
Mariano Pereyra nació en el año 1976 en la ciudad de Córdoba, pero desde joven reside en Salta. En Ciudad del Milagro desde hace 20 años se registra una corriente cultural de la que emergieron varias voces, editaron revistas, libros, mantuvieron actividad continua, puedo nombrar a Juan Manuel Diaz Paz, Antonio del Valle Gaspar, Carlos Varas Moras, Fernanda Salas, y varios más. Mariano Pereyra proviene de este movimiento, que no tiene como referente a la Universidad, aunque algunos pertenecen a ella, es una actividad cultural independiente.
El poemario Cuero del año 2013, es una edición del grupo de poetas de Ciudad Del Milagro. Antes publica la plaqueta «La Comedia de los Pájaros» editada por Tumparenda en el año 2003, también cuenta la traducción de Joyce del inglés que realizó con el poeta Alejandro Morandini que la Universidad de Córdoba consideró incluir en su colección. Sin embargo la mayor parte de la obra de Mariano Pereyra está inédita.