LEONARDO MARTINEZ ( CATAMARCA, 1937/ Buenos Aires, 2016)
De sólida cultura literaria y musical, su vasta producción poética recibió el reconocimiento de la crítica especializada y de sus pares.
Poeta lárico, intimista y vibrante logró conformar una obra sólida y perdurable. Recientemente fallecido se le rindió homenaje en la Casa de Salta en buenos Aires y el 28 de octubre pasado en Salta, los poetas Liliana Bellone, Idangel Betancourt y Teresa Leonardi lo evocaron con admiración y profunda emoción.
Presentamos un poema de Teresa Leonardi y luego, sus poemas
PALABRAS PARA LEONARDO MARTINEZ
Adolescente, basculabas entre dos caminos
que entre ellos dialogaban y hasta se confundían
pero ambos celosos de sus específicas comarcas:
música y poesía.
Andabas desvelado
por encontrar el alfabeto competente
que tradujera los tropismos de tu corazón sismógrafo
y te fue la lira la brújula preciosa
que te enseñó el norte para reunir lugares
climas, rostros, gritos, silencios y esperanzas
en el tapiz que insomne vos tejías.
Eros, el intratable, fue en vos
la razón más allá y más ardiente,
el que movió tu mano que inscribió la belleza.
Poeta lárico, como Proust explorando
la aventura del cuerpo y los sentidos
y la infancia único paraíso que nos fue concedido.
Siempre hubo en vos un niño
que burlaba la acumulación de los días
y seguía respirando ese aire
donde aprendiste que ángeles y demonios
intercambian sus pieles,
cuando comenzaste a mirar y sentir desde tu diferencia
cuando el amor que osa decir su nombre s
e volvió en vos la experiencia más humana y sagrada.
Amigo, ningún nombre falta
en la saga familiar que nos fuiste diciendo.
Íntimamente agradecido al destino
porque en tu clan se mezclaban desdichas y alegrías y escapaban al dictum
de las familias felices que no tienen historia.
Qué alquimia son tus versos
reuniendolo que no pudo estar unido suturando los duelos y los viejos rencores
tu escritura cosiendo los momentos difuntos
sin usar el dedal
porque el amor verdadero no teme
a la urente aguja de la plena memoria.
Leonarrdo, ahora vivo en nuestros corazones,
vivo en tu obra, incesante tesela
en el palacio de la Poesía
vivo porque llameaste hasta el último día
y más allá, me esperas, nos esperas
con la encendida lámpara de tu clara bondad.
(Teresa Leonardi Herrán)