Premio Provincial
UNA HISTORIETA BILINGÜE Y BICULTURAL

 

Una de las categorías del reciente Concurso Literario Provincial fue la de Historietas.

Entre las obras presentadas, el Primer Premio: fue para la obra HÄTÄY, una historieta con la característica de ser bilingüe y que fue escrita y dibujada a cuatro manos. El guión a cargo de Osvaldo Villagra y Pamela Rivera y las ilustraciones de Luis Colque y Lourdes Rivera.

Charlamos en esta nota para Artenautas con uno de los autores Osvaldo Villagra, que pertenece a una comunidad wichí pero estudia en Salta, donde conoció y trabó amistad con el resto del equipo ganador y donde además  trabaja en hospitales públicos como facilitador intercultural.

 “Pertenezco a la comunidad Wichí Tsetwo P´itsek (La Puntana), municipio de Santa Victoria Este, Departamento Rivadavia-Salta. Soy estudiante de la carrera Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades-UNSa. Y trabajo en los hospitales públicos de SALA como facilitador intercultural, un nexo entre el profesional de la salud y el paciente que viene de comunidades originarias, ayudo a hacer trámites y traducir” – explica Villagra.

Pamela Rivera, por su parte es profesora de Lengua e investiga en la UNSa, junto a un equipo.

“En ese grupo- agrega Osvaldo- también hay interés por la nuestra y otras culturas originarias de América. Producen conocimiento sobre los textos escritos, la literatura y otras expresiones culturales. Lo que pasa ahora, en la actualidad, con estos temas que vienen de hace mucho”

-¿Cómo integraron el grupo creativo?

El trabajo es obra de cuatro personas, Pamela y yo escribimos en forma conjunta el guión, aportando ideas y viendo qué poner en la narrativa. Luis hizo las representaciones de las imágenes y la edición del formato estuvo a cargo de Lourdes. Somos un grupo de amigos que nos conocimos aquí en Salta, hace varios años, en los espacios de la Universidad Nacional de Salta.

Al pertenecer a una comunidad originaria siempre tengo presentes mis raíces y siento orgullo por ser quién soy. Agradezco a la vida que cuando llegué por primera vez a Salta he conocido personas maravillosas, que me trataron bien, se hicieron amigos, aunque poco los entendía. En esos momentos yo hablaba muy poco el español. Cuando me plantearon la idea de hacer un mural en la escuela donde pasé una gran parte de mi infancia dije, “dale, lo hacemos”. Pasó lo mismo cuando surgió la idea de hacer la historieta que narra un poco la realidad que se vive.

El trabajo en equipo para mí es importante, porque siendo varios se puede discutir y decidir cosas. Se van uniendo los autores en este trabajo, cada quien ha traído lo que conoce humanamente y como especialistas en distintos temas. Hemos aprendido del otro y de nosotros mismos en el proceso. Cuando terminamos de armar la historieta sentimos que ya habíamos ganado mucho. Es una voz plural.

En mi comunidad es algo hasta habitual: hacer las cosas en conjunto. Conseguir alimento, cocinarlo, criar a los niños, construir nuestras casas, aconsejarnos. Una manera de vivir y pensar que nuestra cultura conserva.

– ¿Cómo fue el proceso?

La creación del material presentado, es una iniciativa reflexiva de los procesos y acontecimientos puntuales que sucedieron y suceden en las comunidades originarias antes y en este siglo XXI.

La idea fue tomar algunos fragmentos de estos sucesos para mostrar tal vez una parte de la historia que lamentablemente se repite a través de los años, tal como la falta de acceso a las distintos derechos sociales que maneja la sociedad hegemónica (salud, vivienda, educación, participación política, propiedad de tierras, etc.). Muchas veces ignoramos totalmente la existencia de esos beneficios y también la forma en que funcionan, vivimos situaciones de vulnerabilidad muy graves. Estas injusticias son en realidad las consecuencias de muchos y sucesivos maltratos a lo largo de la historia, desde que el hombre blanco llegó a nuestras tierras.

Para el guión de la historieta tomamos en cuenta la elaboración del mural que hicimos comunitariamente hace cuatro años en la escuela de Tsetwo P´itsek (La Puntana). Allí está reflejada la resistencia cultural a través de las prácticas y técnicas ancestrales, como así también el idioma (wichí) que aún es hablado por muchas personas. En el mural hay un grupo de personas, adultos, jóvenes y niños, dialogando en ronda. El diálogo es una forma de enseñar en comunidad que quisimos destacar. Algo que se da junto a otros nuevos modos de ver, comportarse y de relacionarse en comunidad de las nuevas generaciones. También incluimos en el texto títulos periodísticos que denuncian alguna injusticia que después queda entre papales y olvido, que trata de represiones, abusos forzados, juicios sin resolver.

Sabemos y comprendemos que el hombre blanco ha ido borrando nuestros saberes con muerte y discriminación de muchas formas. La valoración que su cultura le da al dinero y al llamado “progreso” es también una forma de pensar que fuimos entendiendo con el tiempo, después de mucho dolor.

De allí el título de la historieta. “Hätäy” es la palabra con la que nombramos al hombre blanco. Su sentido tiene que ver con esa relación con los criollos y su cultura que no es una convivencia tranquila o pacífica. La palabra se relaciona con los sentidos de otra palabra que usamos para hablar de los espíritus errantes que pueden dañar tanto física como psicológicamente a las personas de una comunidad.

– ¿De qué se trata?

Este material está dividido en dos partes. Una primera parte que narra la historia de una adolescente wichí que desde la comunidad llega a Salta por un problema de salud. Junto a su padre se verán violentados por diversas situaciones dentro de las instalaciones de un hospital. Lo más difícil que afrontarán es la barrera idiomática, un conflicto que no solo a ellos los empaña, sino que también al profesional de la salud, por falta de una fluida comunicación.

La segunda parte es una versión tomada de la narrativa de la novela La noche anterior había llovido de Julio Petrafaccia, donde cuenta la triste historia de Ema una adolescente wichí que trascurre su vida en dolor. El fragmento que elegimos para el guión habla sobre el sufrimiento que ella siente al estar atada a un sentimiento de amor y violencia. Se van tejiendo realidades presentes como en el caso de la menor de una comunidad originaria que fue violada por un grupo de criollos bajo amenaza de arma de fuego.

Lo que se quiere mostrar en estas dos narraciones son las complejas situaciones que sufren hoy en día las comunidades. Vivimos en una tierra sufrida, una tierra dañada, que de a poco se va quedando sin vida ante los avances descomunales del desmonte y la práctica ganadera vacuna en campo abierto que no deja brotar un nuevo monte. Eso significa la plantación masiva de soja y la presencia de agros tóxicos con las que se fumiga que dejan severas consecuencias de la salud de los habitantes cercanos. Con estos conceptos armamos el guion

– ¿Es bilingue y bicultural?

– Nuestro trabajo es bilingüe porque no es una traducción mía (al wichí) de las palabras de Pamela (en español) sino de nuestras voces intercaladas. Ella en su lengua y yo en la mía (con una traducción al español en segundo plano, en las notas al pie). Es bicultural porque es un producto conjunto, con un respeto compartido por la belleza y el valor de la cultura wichí y una intención grupal de mostrar las injusticias que nuestro pueblo padece.

Es por eso también el título que reúne a las dos partes del trabajo. Creemos que, por lo que expliqué, “hätäy” es una expresión que no tiene una traducción al español. Porque los sentidos de “blanco” corresponden a esa cultura. Por eso, no tradujimos el título. La presencia y acción de los blancos siempre dañó a nuestra gente. A los niños, los ancianos y las mujeres con mucha profundidad.

-¿La obra está dirigida a adultos o público infantil?

– Es un poco difícil definir para que público ya que puede ser leído por ambos. El contenido escrito lo puede leer y entender una persona adulta y con la parte de los dibujos los pequeños pueden sentirse muy identificados porque aparecen los chicos de la comunidad. Cuando esos niños wichí se vean pueden llegar a sentirla como propia porque forman parte de la elaboración. Eso lo demuestra el cuidado que tienen con los murales que están en la escuela, porque se ven a ellos mismos allí.

Es la posibilidad que nos da hacer una historieta. Juntar varios lenguajes. La imagen comunica diferente a la palabra.

-¿Como vivis este tiempo de pandemia?

Estar lejos de casa, de los seres queridos es difícil más cuando no hay medios de comunicación, ya que al no haber señal telefónica en la comunidad pocas veces sé de mi familia, más bajo esta situación de pandemia. Lo que está pasando allá en norte de la provincia es muy triste, hay muchas necesidades, no tenemos una buena calidad de agua, hay comunidades que ni agua tienen. Los centros de salud casi nunca tienen medicamentos, no tenemos profesionales de la salud, la gente cuando se enferma tiene que recorrer entre 40 a 70 kilómetros para ser atendidos, y esto no es una situación nueva, la pandemia es un componente más que empeora lo que ya estaba mal.

– ¿Qué van a hacer con el premio?

– Personalmente y como grupo estamos contentos que haya salido esta posibilidad de presentarnos con el trabajo en este concurso y haber podido ganar este premio. En este momento de crisis sanitaria vamos a poder donar ese fondo para la compra de medicamentos para el centro de salud, para que por lo menos tengan algo. Cuando les conté a los enfermeros que son wichí también se pusieron muy contentos.

Pamela me dice que para ella participar en el concurso fue poner un tema urgente ante la mirada de muchas personas. Incluyendo las responsables por la situación que se vive actualmente con la pandemia agravando, profundizando, todo ese sufrimiento histórico. El medio esta vez es la literatura, escribimos, y escribimos lo que se escucha, sobre la belleza poética de la cultura wichí, su unión con la naturaleza. Es la ocasión para mostrar con imágenes y silencios el valor real de lo que estamos perdiendo.

 

(Patricia Patocco)

( Fotografía de Osvaldo Villagra y Pamela Rivera)