Ricardo N. Alonso
TODOS LOS SECRETOS DE LA GEOLOGÍA CALCHAQUÍ

 

Días pasados se presentó el libro “Geología Calchaquí” del geólogo Ricardo N. Alonso.

El mismo está incluído dentro de la colección “Memorial del Valle” que dirige el poeta Leopoldo “Teuco” Castilla. Con prólogo de Marcelo Sutti, la edición cuenta con ilustraciones del artista plástico Mariano Cornejo, editado por la Bodega Yacochuya.

Alonso brindó en la oportunidad una exclusiva clase magistral para los presentes que realmente colmaron la biblioteca.

La charla, para regocijo de los oyentes que se multiplicaron a través del programa El Estado de las Cosas, en Vorterix Salta, se extendió al día siguiente y ahora puede leerse en Artenautas.

Alonso, el reconocido profesional, geólogo, doctor en ciencias geológicas y permanente divulgador de la ciencia contó la génesis del libro, su alegría al investigar y escribir y brindó un detalle del comienzo geológico de los valles explicando lo que hace que sea un suelo tan especial para la producción de vinos. En pormenorizados capítulos hace referencia en la obra a diferentes sitios como por ejemplo Cachi, Animaná, Cafayate con la capacidad de narrar la historia geológica de la región con un vuelo poético y un ritmo muy interesante.

“Hace 30.000 años colapsó la ladera del Zorrito y cayeron 4 billones de toneladas de roca que están ahí, son todos esos bloques: La casa de los Loros, el Sapo, el Fraile, la yesera son parte de esa enorme avalancha. El río Calchaquí y el Santa María se encontraron con un tapón, entonces se formó un dique muy grande que llegaba hasta Tolombón y San Carlos, un gran lago. Un buen día se rompió y vació el dique catastróficamente y quedó el fondo del lago que eran arenas micaseas que venían de los cerros de Cafayate . El viento empezó a mover esas arenas y formó ese campo de dunas tan lindo que hay en Cafayate ( no son médanos, acá no hay mar, hubo, pero hace millones de años)”- explica.

 

El geólogo habla con el entusiasmo propio de un niño. Consultado sobre esa pasión contó que comenzó a los 9 años cuando salía al cerro San Bernardo (hecho documentado en filmaciones con don Amadeo Sirolli). Su padre, amigo de Sirolli, que traía lajas de La Pedrera encontró azarosamente una urna y el niño se fanatizó con la novedad que marcaría su destino.

“Durante años y años, con los amigos íbamos a buscar los trilobites, de los que el cerro está lleno, artrópodos marinos de 470 millones de años de antigüedad, es más se descubrió uno nuevo para la ciencia “Sanbernardaspipiacanta”

 

– ¿Hay algo de cierto en esa leyenda que habla del oro que hay escondido en los valles?

– Bueno, no te olvides que el Zorrito siempre fue famoso, primero por los tesoros de los incas, cuando se movilizaron metales de todo el Tawantisuyo para llevarlos al Cuzco para rescatar a Atahualpa. Mucho no llegó, cuando se enteraron que ya lo habían matado. Y un poco historia, otro ficción. El resto fue cuando los expulsan a los jesuitas en 1767 y ellos esconden lo que tenían. En Catamarca por ejemplo hay una mina, que era salteña y hace un tiempo había unos geólogos haciendo unos estudios y uno pateó la arena y apareció un crucifijo de oro que está ahora exhibido en un museo de allí.

En los Valles Calchaquíes se lavaba oro, es más, cuando se hace la votación para ver donde quedaba la capital de Salta, se ganó aquí por un voto sino iba a ser en San Carlos porque se afirmaba que tenían mejor clima, mas sol y decían “ que había oro”, Salta estaba rodeada de tagaretes, tenía un clima nauseabundo”

 

– Otro de los temas interesante que trata es sobre una “ciudad perdida” …

– Así es, uno de los capítulos habla de la Ciudad perdida del Arenal, encontramos el documento en el archivo de Indias de 1760, como también se habla la presencia de una mujer en la minería – cuando estaban prohibidas- que fue Catalina Alfaro.

Luego vino Lola Mora, la finísima artista universal, es una de las pocas mujeres disruptivas de la época, que se puso a hacer minería y a buscar petróleo en 1920 y escribió un documento que publicó en la plaza 9 de julio.

 

En este tiempo de auge de la geología, Alonso considera que “las mujeres rompieron el techo de cristal, hoy hay más estudiantes mujeres que varones. Tengo más tesistas a cargo, el problema es que no terminan las tesis y ya se van a trabajar a las minas, ese es un verdadero problema, tienen que recibirse y recién continuar el camino”.

Apasionado de la tierra, casi tanto como de la historia, Alonso está terminando su libro número 60.

Por lo pronto, el que integra el Memorial de los Valles, ya puede encontrarse en todas las librerías.

 

( Patricia Patocco)