Hasta el 8 de diciembre próximo estará en exposición en el Museo de Arte Contemporáneo, Zuviría y España la muestra “Viento entre líneas”, de Roxana Ramos, artista plástica que ha realizado un proyecto integral de instalaciones, videos, objetos y arte de acción/ relacional que forma parte de la VII Edición de “Salteños en el MAC”
La exposición reúne un conjunto de obras instalativas, fotográficas, audiovisuales y de dibujo; tanto de sus inicios como actuales, que dan cuenta de un recorrido temporal-histórico de Ramos y exploran el arte como un campo telúrico y de relaciones sociales. Cuenta con la curaduría de la artista argentina Marina De Caro.
La muestra incluye un “Ciclo de arte de comportamiento” co-curado entre Roxana Ramos y Soledad Sánchez Goldar, en el que participan más de 50 artistas salteños y varias visitas guiadas que están en pleno desarrollo.
Roxana está sentada en un bar, frente a una limonada pero no parece estar quieta.
Habla, proyecta e intenta describir el proceso que sucede en su cerebro cuando se le ocurre una idea que se relaciona con otra y con otra y otra más y en la que inevitablemente hace intervenir a muchas personas porque así concibe el arte. Alucinada con su obra y con el efecto que observa en quienes se acercan a participar u observar comenta:
“El 30 de noviembre voy a presentar un catálogo porque no quería que tuviera obra vieja en fotos sino que fuera un registro de lo que es este ciclo y de lo que sucede en la exposición. Además de la dos obras que voy haciendo procesualmente en estos dos meses. No se si viste ese rollo de papel que está en una máquina tipo una sobadora. Voy construyendo esa obra, día a día . Se llama “El tiempo de León”, porque mi viejo, que era panadero, siempre nos decía que no perdamos tiempo, que hagamos algo y justo leí algo de León Ferrari que contaba que su padre le decía que cuando no tenga qué dibujar haga líneas. Así que haciéndole caso a los dos Leones, voy haciendo un trabajo de línea a mano alzada que es la base del dibujo. Un link con una parte académica, un link con una práctica muy zen que es trazar líneas sin ningún sentido y la lógica de mi viejo que era siempre lo mucho, horas de laburo, horas de esfuerzo…la muestro en los 50 metros de papel que quiero utilizar en mi trabajo en vivo. También voy a registrar cuantas horas me insume”
El “arte de acción o de comportamiento” es parte de lo que puede verse en el MAC que ha dispuesto todo el piso de arriba para Ramos “Convoqué a un grupo de artistas de diferentes disciplinas, a los que llamo actantes que ponen en eje acciones que están también en mis obras y registrantes (que dibujan, pintan y escriben); a un grupo de mujeres escritoras, también a mis estudiantes de Dibujo IV de la Escuela de Bellas Artes para articular a la institución y a mi trabajo. Realizamos cuatro acciones, por ejemplo soplar, linear, objetuar, amasar y vendrán otras. Todas acciones que se desprenden de mis obras y veo que la gente está muy conmovida con lo que está sucediendo porque después de la acción y el registro hay una devolución y charlas muy movilizantes.
Sucede algo alrededor del orden del intercambio y la creatividad compartida, quizás no del orden espiritual, sino de la conexión entre ellos que es muy interesante”
Cada sala destinada a “Viento entre líneas” alberga obras de diferentes épocas, en diferentes soportes. Allá un video de la inmensidad de los médanos de Cafayate con el cielo azul de fondo (Roxana nació en esa localidad), más acá una sala que a modo de álbum familiar recrea alguna pared de su casa materna y el oficio paterno de panadero; en otras, fotografías de una Roxana jovencísima con objetos extraños, en otra, cuelgan auriculares con voces femeninas…
-¿Como describirías tu muestra, que es tan diversa y plantea muchas acciones y épocas de tu vida…?
-Creo que lo que tiene el arte contemporáneo en general, que parece ser tan hermético es que es al revés, es más inclusivo en el sentido de que aparece la re utilización de objetos cotidianos familiares e históricos, apropiados, re significados. Así trabajé siempre. Nunca pensé el arte desde una disciplina, eso me molesta mucho. La muestra conjuga muchos lenguajes que vienen del arte, la fotografía, el video, video instalación, pintura, el sonido, pero relacionados con objetos cotidianos y entre sí, de manera muy diversa. Para mí es re lógico porque nunca parto de una disciplina. Yo no soy pintora, yo parto de una idea y después veo qué me sirve para esa idea, puede ser una madera, una jarra, un dibujo…porque todo construye sentidos. Siempre fui una renegada de los estilos, de que hay que tener un estilo o que hay que casarse con una disciplina. Siempre los resistí. Por momentos me gusta pintar, o dibujar o hacer fotografía…o videos…
Un ejemplo, se exhiben tres grandes fotografías que me las tomó Guadalupe Miles (en ellas, Roxana vestida como paisana, con gallos de riña). En ese momento hice una previa de bocetos con trípode y le propuse trabajar en colaboración. La invité a participar luego de hacer los encuadres y demás, pero no es una obra de ella. Allí es importante la acción, el costumbrismo que además, que me encanta. Y me parecía que esto, de los gallos, que aparecía en lo familiar, en mi pueblo, tenía que ver con cierto costumbrismo.
– ¿Y quién es allí la autora?
– No, no, no, ni quien saca la foto, ni quien sale…quien tiene la idea de ese proyecto…Lo que pasa es que también el arte contemporáneo rompe los estereotipos de autor. En este ciclo de arte de acción, ¿quien es el autor?, ¿yo que traigo la idea y el título de la muestra? Con los artesanos es lo mismo, cuando voy a trabajar con Sixto Maita y le digo, “¿hagamos una escultura?”, me responde, “no, yo no hago esculturas, hago canastos”…entonces comienza una negociación en la que yo le pido que me haga unos discos de determinada medida para de allí construir algo que tenga otro sentido, esos bichos como tótems…El primero que hice con él fue uno chiquito que ganó un premio en el Salón de Arte Textil. Yo quería hacer cuatro y mandar uno a textil, otro a instalación, a escultura y a objetos y que el jurado determine qué era cada cosa pero Maita no pudo hacerme los discos así que envié ese solo.
Tiene que ver con eso, lo que me interesa en ese tipo de obras, lo que quiero, es trabajar con su saber hacer.
Entre las salas, tienen particular importancia los oficios, los saberes, las prácticas cotidianas de los otros y sobre todo, las prácticas poéticas que Roxana advierte en las vidas de los demás. También hay una historia de la artista que recorre las salas en diferentes momentos de su vida.
“El otro dia escuchaba que “cuando uno produce, lo hace también con sus ancestros”, entonces, elegí hacerlo consciente e incluír a mi familia. -expllica- Hace años comencé un proyecto – del que ahora se ven fotos mías muy jovencita con objetos como arena, esponjas, etc. y me hacía registros fotográficos de esas pequeñas prácticas, era un tiempo en el que vivía entre Cafayate y Tucumán, era también arte de acción. Se llamó “Lugareña” y fue de mis primeros trabajos, que nunca expuse completos en Salta, luego las fotografías que me registró Lupe, (Guadalupe Miles) en 2010. Después me convocan para hacer una muestra del Bicentenario. En esa época todos se iban a hacer residencias por el mundo, se había puesto de moda y yo con el cerebro seco, sin ideas, porque acababa de parir y sentía que no tenía qué decir, así que me dije, “me voy a la residencia de mi madre, con mi chiquita” y me dediqué a mirar ese lugar desde otro lugar, a investigar, a relevar paredes, rincones. Mi padre se acababa de enfermar y había encontrado algunas obras mías, las había enmarcado y las ponía en la pared. Mi mamá se sentó a pintar de nuevo ( había dejado de hacerlo) , para acompañarlo. Para mi era un gesto curatorial y comenzó ese proyecto familiar. El registro de los gallos, de la panadería, de las obras de mi mamá …empecé a hacer obras con todos, con sus pequeñas prácticas poéticas cotidianas y me encantó. Hoy mi papá está en foto, en esa pared también.
– ¿Por qué la familia?
– No lo se. Quizás hice un camino específico de búsqueda. Incluso pude mirar la pintura de mi mamá de otra manera, como ésas de los árboles secos que son excepcionales. Bueno, traje esas fotos y le puse tres cuadrados, uno negro, de leña de algarrobo, otro de tierra roja de la quebrada y otro de arcilla blanca, linkeado todo, porque todo se relaciona con todo. En esa sala también están las palas de la panadería de mi papá…recuerdo haberlo visto hacer pan y para mi era una danza. Tuve que hacer fabricar las palas porque ya no se usan… También intervinieron mis hijos. El mayor ayudó en el montaje, con la menor hicimos un registro familiar preguntando las tres acciones más importantes para la vida . Ella seleccionó las cuatro recomendaciones e hicimos unas tarjetitas que la gente se lleva.
El trabajo para esta exposición le llevó más de un año, en distintas áreas y con diferentes personas. En toda su experimentación el sonido, cobra calidad de protagonista en varios sectores “Trabajé con el sonido del viento, con los ocsilogramas del sonido del viento. Trabajé con Rufino, un sonidista que hizo capturas de distintos momentos del viento en Cafayate, seis sonidos diferentes que se pasan a un programa y sacan las ondas del sonido en imágenes, con mi voz repitiendo una frase, es como dibujar el sonido…”
Finalmente, los oficios y el decir de las mujeres de su terruño, capturaron su atención feminista. En auriculares que penden del techo, pueden escucharse sus historias.
“Esa sala tiene entrevistas a mujeres. Tres artesanas y una partera. Por un lado, es impresionante escucharlas, conocer sus costumbres y cómo aprendieron sus oficios y por otro lado, ese saber hacer que a veces se va perdiendo es interesantísimo. Por caso, Anacleta, que tejía el poleo ( una práctica de hombres, que aprendió mirando) o Salomé, la partera que nos trajo al mundo a todos en Cafayate. En fin, aparecieron historias de vida y de mujeres, saberes culturales antiguos, de prácticas, de cocina…una coyuntura quizás, en la historia del pueblo a través de la vida de estas mujeres entrelazadas y de sus voces…
-Tenés la capacidad de ver la poesía en la vida de la gente. Cómo le llega al público?
– Estoy impresionada, sorprendida de cómo les llega. La gente no va a ver una pintura, va al museo y se conmueve con lo que sucede. El arte contemporáneo hoy es un dispositivo de pensamiento crítico, al lado de los antropológico, de lo etnográfico, antes estaba pero se reducía a un objeto fetiche: como una pintura y lo que importa es lo que sucede a nivel sensible, de lectura de la imagen y a nivel de comprensión. Esto es así, en el mundo es así, nadie se pregunta si es arte o no es arte.
– Y lo efímero, es una ventaja o desventaja?, porque ahora tenés que hacer un registro o catálogo de lo realizado…
-Siempre hice obra de este modo. La obra siempre es in situ, jamás está pre diseñada. Pasa que nosotros estamos muy atrás, pero en el mundo es así.
Hasta el 8 de diciembre, en el Museo de Arte Contemporáneo de Salta
(Patricia Patocco)
– ¿Qué se viene?
– Tengo la sensación de que tengo muchas cosas para decir, como cuando frenás de golpe y todo se amontona, tengo ganas de seguir trabajando con la imagen que surge de los distintos sonidos y con las prácticas artesanales más ligadas a lo social y a los otros sentidos, más que a la vista.