SANTIAGO

 

La ciudad amanece nublada de humos y perfumes. Es agosto, ofrenda a la Pachamama, en Salta, Argentina y buena parte de América.

El humo con incienso, copal, resinas de árboles y yuyitos varios es, desde tiempo inmemorial, ofrenda a la deidad.

En la tradición oriental, en la indígena, en el budismo, en las religiones católicas y ortodoxas, casi todas lo han utilizado. Sobre todo el incienso que significa “encender”.

Una vez quise conocer Galicia, en España, la tierra desde donde había partido una de mis abuelas, muy pequeñita, con su linaje de mujeres, más de un siglo atrás.

El viaje- en auto desde Madrid- fue un impactante transcurrir de verdes con bosques de robles, helechos gigantes, túneles de laurel con caseríos, algún palacio antiguo, hoteles rurales.

La campiña gallega era eso que se desnudaba tan verde ante los ojos visitantes y un rumor iba creciendo de a poco en los oídos.

Llegamos a la ciudad. Era viernes y se escuchaban las campanadas de la Catedral así que salimos apurados a conocer la iglesia que estaba de refacciones.

Cerca del lugar oímos un sonido extraño. Una música antigua, que no alcanzábamos a descifrar pero que erizaba la piel y llamaba como un imán.

Eran gaiteros ubicados debajo de una monumental galería, recibiendo a grupos de jóvenes que llegaban cantando, gritando alborozados, llorando.

Un océano de gente emocionada se arrimaba a la esperanza.

Eran peregrinos terminando el Camino de Santiago, un ritual que se practica desde el medioevo. Gente de diferentes lugares del mundo, caminan desde distintos puntos de Europa hacia la catedral de Santiago de Compostela, en Galicia.

No es una excursión espiritual, no es una competencia, es más bien un viaje interior que comienza en cualquier lugar del mundo, cuando alguien decide emprenderlo, aunque desde hace mucho tiene toda una industria turística alrededor.

Entramos a esa iglesia antigua, desbordada de voces cantando. De pronto, en medio de la misa descubrimos que encendían el botafumeiro, un incensario gigante, de un metro y medio de altura. Sesenta y dos kilos bañados en plata, el más grande del mundo.

Lo subieron entre ocho hombres y lo largaron como a un péndulo, que iba y venía desplazándose por la nave de la catedral, de punta a punta en un vaivén cada vez más veloz, hasta que alcanzó los veintiún metros de altura.

¿Imaginan la impresión?

Una multitud extasiada, entre neblinas y humos viendo pasar a ese Polifemo cargado de incienso y perfumes exquisitos.

Fuimos uno solo, con los cientos de visitantes en estado de hipnosis, trasladados a un tiempo sin tiempo.

Es que ocurre algo extraño al visitar la tierra de los mayores que emigraron.

No se sabe más que lo narrado puertas adentro, alguna tonada, una palabra suelta, sin embargo se reconocen gestos, rasgos, costumbres que parecen despertar algún recuerdo difícil de reconocer, recuerdos de lo no vivido. Es la música, el aroma, los sonidos, es el alimento que, modificado por el tiempo, se descubre que aún consume la familia, como en una memoria cultural incierta.

En los días que siguieron, caminé cada piedra, miré cada rincón, escuché cada palabra extraña de este idioma inabarcable que es el español.

Vi gente parecida y extraña, escuché voces y frases que creía haber oído antes.

En esos paisajes descubrí paisajes interiores.

También por esos días, mi hijo recibía su título, su sueño.

Y sus padres tan lejos. Vi la distancia irremediable, ausencia y presencia. Ganas de estar junto a él y saber que perdía la oportunidad para siempre.

Intuí los sentimientos de mis antepasados, el amor a su tierra, a su Pachamama en otro lugar y con otro nombre.

El humo, el perfume, la ofrenda y el ritual, parecidos pero distintos, como el mismo idioma preñado de costumbres de diferentes sitios.

Aquella tierra antigua floreciendo en otro tiempo y mi descendencia, floreciendo en el futuro.

Algo se destruye y se repara blandamente en el incienso humeante. En un sitio apenas conocido y en un día inadecuado comprendí el real significado de la palabra “morriña”.

 

(Patricia Patocco, 1 de agosto de 2020)