UNA PRIMAVERA CUALQUIERA

 

Viernes al mediodía y casi primavera.

En San Lorenzo, Salta está fresco aún pero el sol es la promesa cotidiana del cielo. Los jazmines invaden de aromas dulzones, los duraznos y ciruelas se asoman, los nísperos ya estallaron.

Toda la naturaleza en quietud empieza a levantarse.

De pronto, un sonido ensordecedor, rítmico y alegre abre los sentidos:

“ Benteveo, Benteveo, donde estás que no te veo”/ “Quitupí, quitupí, alzá la cola y escupí”…Entre los muchos significados del sonido de esos pájaros me gusta pensar que anuncian visitas…y efectivamente, eran visitados por dos magníficos tucanes.

Estos pájaros son oriundos de los bosques tropicales, subtropicales, regiones selváticas, yungas. Se los observa en los cerros de San Lorenzo, también se los divisa en Vaqueros y alguna vez hasta en pleno centro de Salta, pero nunca los ví tan cerca. Buscaban comida.

Luego de unos minutos de intenso gorjeo, cambiaron de ramas, se movieron y siguen su vuelo enigmático seguidos por un sin fin de chillidos de los quitupíes en bandada atrás de ellos, haciendo la corte de un momento majestuoso.

Una fiesta para los sentidos. Observarlos, escucharlos…

 

Es viernes y en el mundo los más jóvenes se dieron cita en 156 países para manifestarse contra el cambio climático.

Muy, muy jóvenes, de 12 a 16 años, movilizados por Greta Thunberg, una adolescente sueca que les está dando voz a una generación preocupada por su futuro.

La activista, ya propuesta como Premio Nobel de la Paz 2019, ha logrado movilizar – en un año- a miles de chicos.

En agosto de 2018, faltó a la escuela y se plantó frente al parlamento sueco con un cartel “Huelga escolar por el clima”, instando a que su país adhiera al Acuerdo de París sobre el clima. Su preocupación y lucha por el calentamiento global no ha parado de crecer, de contagiar a miles de jóvenes su entusiasmo y responsabilidad por la naturaleza y las generaciones futuras.

Pese a las críticas y controversias que genera por su corta edad, su género, su voz de niña, su síndrome de Asperger y las acusaciones de pertenecer a alguna rara asociación, ya la están escuchando las autoridades políticas de todo el mundo.

En enero pasado habló en el Foro económico Mundial de Davos “Estoy acá para decirles que nuestro hogar está ardiendo”- dijo- El lunes, va a ser escuchada en la Cumbre sobre la Acción Climática, en Nueva York.

A muchos les resulta inaceptable que una niña haya despertado semejante fervor pero ella insiste en despertar conciencias. Ha empezado por ella misma, por su familia y su ciudad y su tarea ya resulta imparable.

Miles de jóvenes de todos los continente en más de 5.000 ciudades de todo el mundo adhieren a sus marchas por el clima, a sus “viernes por el futuro”. Ayer llenó el planeta de manifestaciones y la siguen en las redes más de 3 millones y medio de personas de todo el planeta.

“¿Qué queremos?, ¡ Justicia climática!, ¿Cuándo lo queremos?, ¡ Ahora!”, repitieron ayer los jóvenes en las calles del mundo.

Es notable que una niña haya venido a sacudir de este modo las conciencias con un llamado a mermar el consumismo, a comprar solo lo necesario, a apagar luces, claro, a pedir a las autoridades acciones concretas.

La revolución de los jóvenes tiene muchas caras o quizás, como un prisma, son diversas caras de lo mismo: mayor equidad y conciencia ecológica. Porque han descubierto con dolor que el planeta, tal como está, no tiene mucho tiempo.

La ciencia les da la razón.

Nosotros los adultos, nos quedamos dormidos pero los jóvenes han despertado y no los reclaman.

¿Estamos a tiempo de hacer acciones para que ellos, de adultos, también puedan disfrutar de la naturaleza en ciernes, en una primavera cualquiera?

 

(Patricia Patocco, 21 de septiembre de 2019)