A sala llena se presentaron en Salta dos pensadores que han sabido granjearse el entendimiento y el afecto de la gente por sus perfiles descontracturados para hablar de temas difíciles.
El filósofo Darío Sztajnszrajber y el historiador, Felipe Pigna estuvieron en Salta, en una charla imperdible sobre los grandes temas que preocupan a la humanidad desde siempre: el amor, la muerte, el poder y la religión.
ARTENAUTAS dialogó con Darío Sztajnszrajber, filósofo, ensayista y divulgador de la filosofía, de gran llegada al público por sus programas radiales y de televisión, antes de la charla, y sobre todo, por hacer del ejercicio del pensar una tarea cotidiana, en un tono coloquial, al alcance de cualquier persona.
-¿Cuál es la idea y el hilo conductor de esta charla?
– Es un cruce entre filosofía e historia, donde Felipe y yo, cada uno desde sus propias disciplinas nos dedicamos a trabajar las mismas temáticas: el amor, la religión el poder y la muerte siempre con un espíritu interrogativo y crítico, abriendo esos conceptos de sus formatos como instituidos, de las formas en que se los “consumen” y “nos consumen” en el sentido común. Una provocación a vislumbrar otras perspectivas posibles sobre estos cuatro temas. Yo desde la filosofía y Felipe introduciendo muchos relatos históricos con ejemplos de historias de amor, de muerte, de poder, de Dios y de las formas en que la religión construye subjetividad en nuestro tiempo. Un diálogo en el que nos vamos haciendo preguntas pero con el ánimo de que cada uno pueda exponer desde su propia disciplina.
-¿Cómo se sale de las frases hechas onda postales para facebook, para hablar de esos temas?
– El tema de las frases hechas es discutible, creo que son buenos disparadores, el problema es su reduccionismo que propone que solo sea eso. Como que todo lo que se pueda desplegar alrededor de una idea esté incluido entre su comienzo y su final, obviamente una frase hecha supone una repetición que es la que hay que trascender pero a la vez, tiene la contundencia de una frase que por algo, de algún modo, logra cierta masividad. Creo que una de las tarea de nuestras disciplinas, las humanidades, no es negar el sentido común sino cuestionarlo y para eso tiene que partir del sentido común y de sus diferentes principios de eficacia. Para nosotros es casi una exigencia ética dialogar con esas frases hechas para entender por qué han triunfado y qué ocultan además, porque finalmente en ese triunfo, algo ocultan y es es lo que buscamos deconstruir y poner en evidencia en los cuatro temas.
-¿Cómo logran poner en tono sencillo y popular estos grandes temas que van a abordar?
– No es un espectáculo, es una charla, un debate. Tiene más el corte de dos conferencistas dialogando entre sí. Pero el que viene sabe que viene a escuchar, así que no le tenemos miedo a esa parte más solemne que hacemos.
– En estos tiempos tecnológicos, con la información y el conocimiento dando vueltas todo el tiempo y a un click de cada mano, ¿por qué el ser humano sigue preguntándose afanosamente por estos grandes temas?
– No podría no preguntarse. Al revés, diría que tecnología hubo siempre, no se reduce solo a la informática. Cuando el ser humano en los albores de la historia se pregunta por la muerte y el amor existía la tecnología de cada época. Tendrías que pensar la historia de la técnica de un modo más amplio, no reducirla a la informática. Obviamente estas grandes categorías tienen por un lado una relación directa con su tiempo pero hacen a la condición humana. Por algo se siguen pensando y deben ser pensadas en función a su propia contemporaneidad, no es lo mismo pensar la muerte en tiempos bastante cercanos- entiendo yo- de que quizás la tecnología actual pueda generar alguna revolución importante que alargue la vida, comparándola con tiempos en que por ejemplo se inmortalizaba un cadáver utilizando la momificación, que te digo que eso también es tecnología y quizás superior a lo nuestro, porque en esa época con tan pocos elementos haber creado tanto, me parece muy loable.
Jugar con este punto de contacto entre lo eterno y lo transitorio que va definiendo a lo humano en cada época, de eso se trata.
Patricia Patocco