En el Día del Maestro falleció Graciela Maturo, una gran docente, poeta, investigadora e intelectual argentina.
Graciela estuvo muy ligada afectivamente a Salta, ciudad a la que retornaba siempre.
Hace pocos meses, gracias a gestiones de Sergio Bravo, ex Secretario de Cultura de la Provincia Y María Eugenica Carante, la editorial Eudeba había publicado su tesis de doctorado.
La conocimos y dialogamos con ella en 2014, cuando vino a presentar el libro “Julio Cortázar. Razón y Revelación” y descubrimos un tesoro de pensamiento vivo y nítidos recuerdos de la Argentina que fue.
Nacida en 1928, fue testigo y protagonista de una época dorada de la literatura argentina y mantuvo amistad y correspondencia con autores como Cortázar, Marechal, Sábato.
Estudió en la Universidad de Cuyo y adquirió su doctorado en la Universidad del Salvador. Fue docente en la Universidad de Buenos Aires en las cátedras de Introducción a la Literatura y Teoría Literaria (1969-1997), y ocupó otras cátedras en la Universidad Católica Argentina (1988-2003), la Universidad Nacional de Cuyo (1958-1968), el Instituto Franciscano, la Universidad del Salvador y la UCES.
Fue directora de la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros del Ministerio de Educación (1990-1993). Dirigió la revista de Poesía y Poética Azor (Mendoza, 1958-1963) y la revista Megafón, (Buenos Aires, 1975-1989) órgano del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Argentina, que fundó en 1970.
Entre 1965 y 1973 mantuvo correspondencia con Julio Cortázar, que fueron publicadas. Desplegó una intensa actividad como fundadora de centros y grupos de investigación, directora de revistas, colecciones y volúmenes grupales, asesora de editoriales, entre otras tareas culturales. Ha sido Jurado de premios nacionales y del Premio Internacional “Rómulo Gallegos”. Colaboró en revistas argentinas como el Boletín de la Academia Argentina de Letras, la revista Letras de la UCA, Utopía y Praxis Latinoamericana (CESA) de la Universidad del Zulia, la revista colombiana El Aleph y otras de distintos países. En los últimos años ha dictado cursos y conferencias en países latinoamericanos y europeos.
Una intelectual de fuste, amable, sencilla y profunda que ha cultivado una línea de pensamiento humanista, renovada por la fenomenología, crítica del abordaje academicista de la literatura tratando de recuperar el simbolismo y su espacio místico y contemplativo en la Razón poética, defendiendo la legitimidad de un pensamiento humanista americano, reflejados en más de una treintena de libros.
Un poema de Graciela:
“Los signos me acompañan
mis extraños amigos
fieles a una desconocida arquitectura
a la que estoy uncida desde el hueso.
Me miran rostros, pájaros, ramajes,
altas constelaciones.
Una piedra sellada por la música
es un signo de amor indescifrable.
Siento el pavor de un reino que no me pertenece
pero busco sus huellas.
Señales, talismanes,
estamos anudados por un pacto secreto.”
Patricia Patocco
Fotografía: Pablo Karanicolas- 2014-