LO NUEVO, DEL “TEUCO” CASTILLA

Hace pocos días se presentaron en Salta las tres últimas obras de Leopoldo, “Teuco” Castilla. Se trata de “Viento Caribe”, Anzoología” y “Ngorongoro”, publicados por editorial Nudista.

Transcribimos la presentación que hizo Teresa “Kuky” Leonardi Herrán porque ella conoce como nadie la obra de Castilla  y con sus palabras ha sabido explicarnos toda la profunda belleza de la obra del salteño. Y luego, algunos poemas que podrán encontrar en esas nuevas obras.

“Leopoldo “Teuco” Castilla ejercita lo que soñó Tristán Tzará “Hacer de la poesía una manera de vivir”.

Su obra, forjada con intensidad y rigor, lucidez y ensoñación, desparpajo e imaginación, relumbra en las sombras de esta época y contra las sombras de esta época.

En un mundo donde el salvajismo del mercado amenaza a la vida, frente a esa máquina devastadora llamada globalización, su escritura se inscribe como resistencia y opera a favor de un devenir planeta donde tendrán cobijo y justicia todos los desesperados hoy negados por el reino de la usura, como diría Pound.

Poeta asediado por la sed de belleza y armonía, como Rimbaud calzó sus sandalias de viento desde muy joven. Desde entonces no se cansó de recorrer comarcas, de pastarlas visualmente, olfativamente, auditivamente.

Sus múltiples libros ya no es posible abordarlos separadamente. En este abigarrado mosaico que es su obra cada tesela cobra su plena significación sólo si atendemos a la totalidad destotalizadora que conforman sus textos.

Su escritura se adscribe a lo que podríamos llamar una poética del mestizaje. Pero a diferencia de la antropofagia brasileña en el que la devoración de “los  otros” se realiza parar reafirmar la identidad, Castilla se baña en el mar de la alteridad despojándose del “yo”. El es un cartógrafo lírico que recorre el mundo sosteniendo una mirada de entrañamiento /extrañamiento , empática, fraterna, horizontal, respetuosa de las diferencias.

Frente a las “otredades” nunca fue seducido por el deseo de apropiación. Dueño de una subjetividad porosa que desecha toda coraza identitaria se abre a la aventura del conocer, comprender y amar. Esquivando la brújula de la razón y abrazando la rosa de los vientos de la emoción y el asombro, penetra en el misterio y la sabiduría de pueblos deconocidos y exóticos.

Sus libros, frutos de la errancia, del nomadismo, de la desterritorialización nacieron para ser más que libros y son como decía Cortázar “piedras en el edificio de una futura humanidad desalienada, martillo o trazo de agua en el taller multitudinario donde se empieza a modelar otra imagen del hombre en el planeta”

Porque ha roto con la lógica triunfalista del poseer su palabra sabe dar cuenta de las intensidades afectivas cromáticas, sonoros, pulsionales, mutantes, que fue encontrando en sus vagabundeos.

Planea en estos textos un sentir y un pensar absolutamente antagónicos al logos y a la despasión que crece como lepra en nuestra época. Para decodificar el mundo Castilla desabrocha su imaginación, herrumbra cualquier resto de sintaxis simplificadora que aún pudiera habitarlo y huye como de la peste del sentido común y la prudencia. Desde ese zócalo sabe decirnos versos como éstos: “De desolación a luz sólo es posible la simetría del desequilibrios” o “No, Hamlet, ser y no ser simultáneamente, esa es la cuestión”.

Cantor de las metamorfosis, de las mutaciones, escribe desde su desollamiento de poeta menesteroso. Percibe que la videncia es fruto del despaisajarse, del abolirse. Se esfuerza por develar lo imponderable, lo ambiguo, lo frágil, lo lujurioso, lo alucinado, todo lo que no se deja contabilizar sino por la voz lírica.

Su poética mestiza es ajena a la neutralidad, En Castilla hay una clara opción por los valores ya conquistados por la humanidad en su difícil caminar hacía la cittá futura. La suya es una aventura ética y estética que visibiliza los rostros del horror como el de Duvalier y hace presentes aquellos luminosos y arquetípicos como el de Thomas Sankara: “Y aunque cambie de piel la serpiente/sabe que no hay día sin Sankara”

En su obra es notable el borramiento de un orden de prelación o dignidad. Rechaza el concepto de escala jerárquica de los seres pues afirma como su admirado Whitman que la lombriz es tan valiosa y alta como un ser humano. En “Anzoología” reúne poemas que tematizan el mundo animal. Poetas hubo como Pacheco, Giannuzzi, Marianne Moore, Marosa Di Giorgio que encontraron en sus “hermanos menores” materia de inspiración. Y así como ya no podemos contemplar un flamenco o una grulla blanca sin evocar de manera inmediata las pinturas de Audobon, tampoco podremos observar un loro o una araña sin que nos vengan a la memoria del versos de Teuco. En “Anzoología” con pasión celebrante nos regaló un Arca de Noé de papel donde conviven criaturas a las que él se acercó no con  la fría cabeza del entomólogo sino con el corazón trémulo del niño que él supo preservar.

Se preguntaba el gran poeta turco Nazim Hikmet “Si tu no ardes, si yo no ardo ¿Cómo alumbraremos esta creciente oscuridad?”

Creo que Castilla respondió afirmativamente a esta pregunta porque ha sabido arder, iluminando.”

Seleccionamos un par de poemas de cada libro presentado:

 

TRASATLÁNTICO

Se abre Curacao

para que pase solemne como un arzobispo

el trasatlántico por el centro de la calle.

Los turistas

desembarcan y saquean

maderas, corales, caracolas,

cadáveres del fuego

cadáveres del agua,

que sostiene la isla.

 

Durante cuatro horas

Curacao

se esconde en la luz

como se oculta en el aroma

el alma de las frutas.

 

Hasta que oigan de nuevo el canto de las sirenas

y vuelvan a bordo con un botín de ausencias

en las fotografías.

 

Recién entonces

se alientan los helechos

se papiamenta

el pájaro,

brama

el palmeral

y a pleno pulmón

respira

el plexo solar de los samanes.

 

Siempre ocurre:

cuando parte el buque

la isla

cicatriza.( De “Viento Caribe”)

 

NADADOR

Cuando entras al agua ya no eres cierto

Se llaman dinoflagelattes fosforescentes

y esta noche

han encendido su reino en la laguna

para que un hombre nade

fulgurando en el agua

como una criatura del zodíaco.

 

A cada brazada emerge

con sus cenizas vivas

entre la felicidad de las moléculas.

 

Y se va yendo

por el torrente de voltajes

cada vez más lejos de lo que ha sido,

nada

brillando hacia el fondo de su oscuridad.

 

Como tú, como yo,

nada

hasta apagar su estrella.

(de “Viento Caribe”)

 

POMPAS FUNEBRES

Por la ventanilla de un auto del cortejo

muestran la foto de ese hombre

que va muerto y sonriendo

de estar y no estar en ese día.

 

Avanza entre el estruendo de las bombas

y la algarabía de los deudos que danzan y cantan

mientras vuelan pañuelos sobre el ataúd.

 

También en el cortejo va la muerte,

contrariada,

pues no sabe qué hace allí

entre tanta alegría.

(Ya hizo su trabajo. Y llegará tarde

a su próxima cita)

 

El finado no. Lo aguardan las mismas tareas

que tuvo en la tierra:

velar por sus hijos, por la cosecha

o brindar en las fiestas

desde una silla vacía

 

con el cuerpo de piedra

contemplando el mundo

mientras plumas

y memoria

y sangre

le lloviznan.

( de “Ngorongoro)

 

 

NIÑO MENDIGO

Él mismo se hizo ese tajo en el omóplato

(así sangra menos y no atrae tantas moscas)

para que vean

que dentro de la piel

hay alguien.

 

El recurso de la inmovilidad.
Le da tiempo a la gente,

por una moneda,

a mirar esa anunciación de la muerte

manando,

escarlata,

espléndida y lenta

como un ave salvaje.

 

El espectáculo no altera el tráfico de Nairobi.

Todo es inmolación en estas tierras

y un niño dormido

no le quita el sueño a nadie.

 

El corte no llega a ser profundo,

apenas una herida abierta.

 

Y sin embargo,

ese pequeño rayo rojo,

esa grieta implacable

separa el Africa del resto del mundo.

( de “Ngorongoro)

 

 

UN PÁJARO

 

Para descreer de los pájaros

debes primero tocar un pájaro

 

su sonido

es más pájaro que él

pero su ficción más verdadera:

hizo un cuerpo

 

un instante

 

tócalo:

lo que llamamos nunca

es la primera superficie.

( de “Anzoología”)

 

BESTIAS

 

Las especies dan gritos inmortales

es la demencia

de ser pájaro, rinoceronte, cabra

una forma

que otra forma mira. El grito es de pavor;

somos distintos.

 

Escucha el canto del león, el rugido del pájaro

antes tenían el color de los árboles

la agilidad de la arena

ahora

extraídos

el tigre es sólo un insomnio amarillo

y una nube quieta

el elefante.

 

En toda la ciudad sólo se oye el zoológico.

 

Va a amanecer

 

los animales no retornan a la especie

sino al día.

( de “Anzoología”)