El niño Calavera ha vuelto a aparecer.
Sus otras incursiones, las anteriores, fueron más áridas. A veces triste, a veces enojado. Pero esta vez, fue diferente , se apropió de otro sector de su mundo interior y salió a volar en hojas, en plumas, a esperar, a ver su corazón, a encontrarse con otros…
Es el mundo de Martín Córdoba, el otro yo del» niño Calavera», que hace pocos días presentó su nueva muestra plástica en El Teatrino. Cuadros sobre un gran mural, murales; cuadros solos sobre fondos diferentes, imágenes y testimonios de momentos, de situaciones que vive, de un mundo onírico propio en el que el niño se busca a sí mismo.
Martín Córdoba, artista plástico, ama la calle y por eso se fue de su casa siendo muy chico a trabajar de tatuador “Hice el secundario en Bellas Artes, pero en la especialidad diseño, pese a que dibujaba todo el día desde chico. Luego empecé a hacer tatuajes, después aerografía, que me dio mucha visión de detalles y que sigo utilizando en mis obras, hice algún taller con Fabián Nanni y luego dibujé siempre, en papel, en pieles o en paredes.
¿Es cierto que pintás sobre la marcha?
-Dibujo mucho en forma constante y por ahí me detengo a mirar qué hice. De pronto ví que tenía varios trabajos que podían llegar a integrarse, a unirse. Vine al Teatrino, vi esta larga pared y me encantó que sirviera como fondo y parte de la obra. En la galería Fedro hice algo al estilo una vez. Pero fue tan pensado el tema que me pareció que no estaba tan bueno el resultado aquella vez. Yo me guío más por lo que siento, por el impulso, hago unas marcas de referencia en la pared y me lanzo a pintar. En realidad, iba a ser solo de cuadros, empecé así pero cuando llegué a ver el lugar, ahí nomás cambié de idea y la armé como está ahora.
Hace muchos años ya que trabajo en formatos grandes y también en pequeños al mismo tiempo con el tema del tatuaje; entonces tengo como el oficio incorporado, no lo pienso tanto, veo la pared y enseguida tengo ganas de pintar, luego los detalles son los que me dan trabajo.
“Yo no pienso mucho para pintar. Cuando pienso demasiado dudo sobre si me gusta o no. Veo la pared y es como un desafío, armo la estructura de lo que voy a hacer y pinto, pinto, pinto. Lo que sí pienso mucho es si me gusta o no, porque muchas veces no me gusta y lo tapo y lo dejo ahí. Un amigo me decía el otro día que no tiene por qué gustarme lo que hago y quizás tiene razón, me tranquilizó lo que me dijo, porque soy muy crítico de mi obra
-Te interesa la opinión de los otros?
-Si, claro, pero básicamente lo mío es una búsqueda continua. No se qué busco, pero busco.
“Me encanta pintar en la calle. Te da posibilidad de más color, más variedad, la energía que hay, el sol, el viento, la gente que se arrima y te dice algo, me encanta”
Martín es uno de los artistas que ha hecho del arte urbano, su biblia. De hecho organiza junto a Jimena Pallarols desde hace dos años, el Encuentro de Muralistas, al que acude gente de todo el país a pintar. “No se me ocurre aún eso de presentarme a los salones y premios, quizás lo haga algún día, pero por ahora no, prefiero que me premie la gente todos los días en la calle, como me pasa ahora. Yo no doy mensajes, no pinto apurado y me escondo…lo mismo voy diciendo cosas pero no me gusta el laburo rápido. Yo lo disfruto, me gusta pasar 8 horas diarias al aire libre pintando un muro, aprendiendo todo el día, depurando la técnica. Hemos activado mucho el tema del muralismo con Julien Guinet, con Jesús Flores, con Isbelio Godoy. Queremos que el movimiento crezca y se sume gente y de hecho hay grupos importantes de chicos que se van sumando, que hacen murales y graffittis ”
-¿Qué pasa cuando no pintas?
– Uy, me vuelvo loco, no lo puedo controlar. No puedo ir a ningún lado sin mis pinturas, no se voy…voy a un casamiento a Córdoba y tengo que llevar mis colores, mi cuaderno de viaje…es una necesidad, me pone mal, no duermo bien…para mí es como respirar. No se, mi bandera es el color, la pintura.
Profundamente crítico de la burocracia estatal, es un tipo frontal. “Yo no necesito del estado. A mí me criaron mis abuelos y él era un tano duro, que solo sabía de trabajar. Y yo tengo esa escuela, si hay, bien y sino se sale a buscar, sentarme a esperar apoyos o reconocimientos no es lo mío»
-¿Qué esperás del futuro?
– Pintar, viajar y pintar. Seguir organizando el encuentro, pero siempre pintar. Soy simple, mi preocupación es que se me termine la pintura. Cuando fue la inauguración, luego de tantos días de correr, volver a mi casa, levantarme , encima llovía y me quedé en casa y me sentía mal, como una bolsa vacía…esas son las cosas que me afligen, por ejemplo.
“Sueños de Niño”, su muestra, puede verse con entrada libre y gratuita durante diciembre y enero en la galería del Teatrino, Alvear y 12 de Octubre.
(Foto: Matías Guerra)